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ECLESIÁSTICO (Sirácides)

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PRÓLOGO. Habiéndonos muchas y grandes cosas, por la ley y los profetas y sus seguidores, sido dadas, por las cuales menester es loar a Israel de doctrina y sabiduría; y, como no sólo los mismos que leen, menester es que entendidos se hagan, sino que también a los de fuera puedan los estudiosos útiles ser, así los que dicen como los que escriben, mi abuelo Jesús, después de haberse más dado a la de la ley y los profetas y de los otros patrios libros lectura y habiendo en éstos bastante versación adquirido se propuso también él mismo algo de lo que a disciplina y sabiduría pertenece; para que los estudiosos y los a éstos adheridos, mucho más aprovechen, por la legal vida. Sed, pues, rogados con benevolencia y atención, la lectura hacer e indulgencia tener con aquellas cosas, en que pareciéremos en las para la interpretación laboradas dicciones, no haber podido. Pues no lo mismo puede en sí lo en hebreo dicho, cuando fuere trasladado a otra lengua. Y no sólo esto, sino que también la misma ley, y las profecías y lo demás de los libros no poca tiene diferencia, cuando entre sí hablan. Pues bien, habiendo yo, en el octavo y trigésimo año, bajo Evergetes rey, venido a Egipto y quedádome, hallé de no poca doctrina un ejemplar. Muy necesario estimé yo mismo emplear alguna diligencia y labor en interpretar este mismo libro. Pues mucho desvelo y conocimiento empleé en este lapso de tiempo para, a su fin llevando, este libro publicar, también para los que en la peregrinación, quieren instruirse, disponiendo las costumbres, para en la ley vivir.

Capítulo 1. Toda sabiduría viene del Señor, y con él es por el siglo. Arena de piélagos, y gotas de lluvia y días de siglo ¿quién enumerará? Altura de cielo y anchura de tierra, y abismo y sabiduría ¿quién investigará? Primero que todo ha sido creada la sabiduría, y comprensión de prudencia, desde el siglo. {Fuente de sabiduría, palabra de Dios en lo altísimo, y sus andanzas, mandamientos eternos.} Raíz de sabiduría ¿a quién ha sido revelada? y sus sagacidades ¿quién ha conocido? {Saber de sabiduría ¿a quién se ha manifestado? y su discreción ¿quién ha entendido?} Uno es sabio, temible sobremanera, sentado en su trono: el Señor. El la creó, y vio y la enumeró; y la derramó sobre todas sus obras; con toda carne, según la distribución de él, y proveyó de ella a los que le aman. Temor de Señor, gloria y gloriación y alegría y corona de alborozo. Temor del Señor deleitará el corazón, y dará alegría y gozo y longevidad. Quien teme al Señor, bien estará en las postrimerías y en el día de su fallecimiento hallará gracia. Principio de sabiduría, temor a Dios; y con los fieles, en el útero, ha sido concreado a ellos; y, con los hombres, fundamento del siglo nidificó, y con la simiente de ellos confiada será. Plenitud de sabiduría, temer al Señor, y les embriaga con los frutos de ella. Toda la casa de ella llenará de cosas deseadas, y las recámaras de los productos de ella. Corona de sabiduría, temor del Señor, brotando paz y salud de incolumidad. Y vio y la enumeró, [pero ambos son dones de Dios] saber y cognición de entendimiento llovió; y gloria de los que la poseen, exaltó. Raíz de sabiduría, temer al Señor, y las ramas de ella, longevidad. {El temor del Señor expele pecados, y el intemeroso no podrá ser justificado..} No podrá furor injusto ser justificado; pues la inclinación de su furor, caída para él. Por un tiempo soportará el longánimo; y al fin le brotará alegría; por un tiempo ocultará sus palabras; y labios de fieles contarán su prudencia. En tesoros de sabiduría, parábola de saber; pero abominación al pecador, la timoratez. Si ansiares sabiduría, guarda los mandamientos y el Señor te la suministrará. Pues sabiduría y disciplina, el temor del Señor, y su complacencia, fe y mansedumbre. No desobedezcas al temor del Señor, y no te acerques a él en corazón doble. No hipocretees en bocas de los hombres y a tus labios atiende. No te exaltes a ti mismo, para que no caigas y atraigas sobre tu alma deshonra; y revelará el Señor lo oculto tuyo y en medio de congregación te derribará; por no haberte llegado al temor del Señor y tu corazón está lleno de dolo. {Amor del Señor es gloriosa sabiduría; y a los que se apareciere, la reparte a la vista de él, y a la contemplación de sus grandezas.}

Capítulo 2. Hijo, si te llegares a servir al Señor Dios, [está en justicia y temor] y prepara tu alma a tentación. Rectifica tu corazón y sufre [inclina tu oreja y recibe palabras de entendimiento] y no te precipites en tiempo de presura. [Sostén las sustentaciones de Dios]; adhiérete a él, y no te apartes, para que te acrecientes en tus novísimos. Todo lo que te sobreviniere, acepta [en el dolor soporta] y en las vicisitudes de tu humillación, longánimo sé. Porque en fuego se acrisola el oro [y la plata]; y hombres aceptos en horno de humillación. Confía en él, y te acogerá; rectifica tus caminos, y espera en él [guarda su temor, y envejece en él]. Los que teméis al Señor, esperad su misericordia, y no declinéis, para que no caigáis. Los que teméis al Señor creedle, y no resbalará, no, vuestro galardón. Los que teméis al Señor, esperad en bienes y en alegría de siglo y de misericordia. Contemplad, [hijos,] las antiguas generaciones, y ved: ¿quién confió en el Señor, y fue confundido? ¿Quién permaneció en su temor, y fue abandonado? ¿o quién le invocó, y le despreció? Puesto que compasivo y misericordioso es el Señor, perdona pecados, y salva en tiempo de tribulación [y protector es de todos los que le buscan en verdad]. ¡Ay de corazones cobardes [y labios criminales] y manos remisas, y pecador andando en dos sendas! ¡Ay de corazón remiso, porque no cree; por esto no será protegido! ¡Ay de vosotros los que habéis perdido la paciencia; [y abandonado las vías rectas y desviádoos a vías pravas] y ¿qué haréis cuando inquiriere el Señor? Los que temen al Señor, no desobedecerán sus palabras; y los que le aman, observarán sus caminos. Los que temen al Señor, buscarán su beneplácito; y los que le aman, se llenarán de la ley. Los que temen al Señor; prepararán sus corazones; y a faz de él, humillarán sus almas. Caigamos en manos del Señor, y no en manos de hombres; pues así como es su grandeza, así también es su misericordia. [Los que teméis al Señor, amadle y se iluminarán vuestros corazones.]

Capítulo 3. A mí, el padre, oíd, hijos, y así haced que os salvéis. Pues el Señor ha glorificado al padre en los hijos; y el juicio de la madre ha afianzado sobre los hijos. El que honra al padre, propiciará pecados [y se contendrá de ellos, y en la oración de días será escuchado]. Y como quien atesora, quien glorifica a su madre. Quien honra a padre, se alegrará con sus hijos, y en el día de su oración será oído. Quien glorifica a padre, longevo será; y quien escucha al Señor, refrigerará su madre; [. . .] y como a amos, servirá a los que le han engendrado. En obra y en palabra [y toda paciencia] honra a tu padre, para que te sobrevenga bendición de él [y su bendición hasta el fin permanezca]; porque la bendición del padre afianza las casas de sus hijos; pero la maldición de la madre, desarraiga cimientos. No te gloríes en la deshonra de tu padre; que no es para ti gloria; del padre la deshonra. Pues gloria de hombre, de honra de su padre; e ignominia para hijos, una madre en infancia. Hijo, acoge, en vejez, a tu padre; y no le contristes en su vida. Y si desfallece de entendimiento, condescendencia ten, y no le deshonres en todo tu vigor. Pues caridad de padre, no será olvidada; y por pecados se reedificará para ti; en día de tu tribulación te será rememorado; como bonanza sobre escarcha, así serán deshechos tus pecados. Como blasfemo, quien abandonare al padre; y maldito del Señor, quien irritare a su madre. Hijo, en mansedumbre tus obras realiza; y de hombre acepto serás amado. Cuanto mayor fueres, tanto más humíllate, y ante Dios hallarás gracia; pues grande, la potencia del Señor, y de los humildes es glorificado. Cosas más pesadas que tú, no busques; y más fuertes que tú no escudriñes. Lo que se te ha mandado, esto piensa; pues no tienes necesidad de lo oculto. En lo inútil de tus obras, no curiosees; pues cosas mayores que el entendimiento del hombre se te han manifestado. Pues a muchos ha extraviado la aprehensión de ellas, y conjetura mala resbalado sus pensamientos. Y quien ama el peligro en él caerá; corazón duro maltratado será en los novísimos. Corazón duro se gravará con trabajos, y el pecador añadirá pecado a pecado. Embate de soberbio no tiene cura; que planta de maldad ha arraigado en él. Corazón de discreto excogitará parábola; y oreja de oidor anhelo de sabio. Fuego inflamado extinguirá el agua; y la limosna expiará los pecados. Quien retribuye gracias, es recordado más tarde; y en tiempo de caída, hallará afianzamiento. [Hijos de sabiduría, la congregación de justos y su generación, obediencia y dilección.] [Corazón entrando por dos caminos, no tendrá éxito; y el pravo de corazón, tropezará en ellos.] [Sabio corazón e inteligente se abstendrá de pecados; y en las obras de justicia éxito tendrá.]

Capítulo 4. Hijo, la vida del pobre no despojes; y no arrastres en pos ojos menesterosos. Alma hambrienta no contristes; y no irrites varón en su indigencia. Corazón irritado no conturbes más; y no arrastres en pos dádiva del rogante. A suplicante atribulado no deseches; y no apartes tu rostro del pobre. Del necesitado no apartes tu ojo; y no des lugar al hombre, de maldecirte; pues del que te maldice en amargura de su alma su plegaria escuchará, quien le hizo. Amable a la congregación [de pobres] hazte [y al anciano humilla tu alma] y al magnate humilla tu cabeza. Inclina al pobre [sin tristeza] tu oreja [y paga tu deuda] y respóndele cosas pacíficas, en mansedumbre. Libra al agraviado de mano del agraviador, y no te desanimes en el juzgar. [En el juzgar] hazte para huérfanos un padre; y, en vez de marido, a la madre de ellos; y serás cual hijo [obediente] del Altísimo; y te amará más que tu madre. La sabiduría exaltó a los hijos; y acoge a los que la buscan [y precederá en el camino de la justicia]. El que la ama, ama la vida; y los que madrugan para ella, se llenarán de alegría. Quien la asiere, heredará gloria; y donde entra, bendecirá el Señor. Los que la sirven, servirán al santo; y a los que la aman, ama el Señor. El que la obedece, juzgará gentes; y el que se llegare a ella, se empabellonará confiadamente. Si confiares, la heredarás; y en posesión estarán las generaciones de él; porque torcidamente va con él de primero, y temor y cobardía traerá sobre él y la torturará en la enseñanza de ella, hasta que se fiare del alma de él, y le tentará en las justificaciones de ella. [Y le afianzará] y de nuevo volverá recta a él, y le alegrará, y revelarále sus secretos [y atesorará sobre él ciencia y entendimiento de justicia]. Si se extraviare, le abandonará y le entregará en manos de su caída. [Conserva el tiempo, y guárdate de lo malo, y acerca de tu alma no te avergüences [de decir verdad]; pues hay vergüenza que acarrea pecado, y hay vergüenza, gloria y regocijo. No aceptes persona, contra tu alma [ni contra tu alma, mentira] y no te atemorices [ante tu prójimo] para caída tuya. No retengas la palabra en tiempo de salud (y no ocultes tu sabiduría para hermosura). Pues en la palabra se conocerá la sabiduría [y sentido y ciencia]; y disciplina en verbo de lengua. No contradigas a la verdad; y de tu indisciplina ruborízate. No te confundas de confesar tus pecados, y no violentes la corriente del río. Y no te sometas a hombre necio, y no aceptes persona de poderoso. [Por la justicia lucha por tu alma.] Hasta la muerte lucha por la verdad, y el Señor Dios guerreará por ti. No te hagas áspero en tu lengua, y perezoso y negligente en tus obras. No seas como león en tu casa, y maniático en tus domésticos. No sea tu mano extendida para coger, y para dar encogida.

Capítulo 5. No te apegues a tus [inicuos] bienes, y no digas: «Suficiencia tengo» [pues nada aprovechará en el tiempo de la vindicta y de la calamidad]. No digas a tu alma y tu fuerza, para andar en concupiscencias de tu corazón; y no digas: «¿Quién me señoreará?» ¿Pues el Señor, vindicando te vindicará? No digas: «He pecado, y ¿Qué me ha sucedido?» Pues el Señor es longánimo. Acerca de propiciación no inmedroso te hagas, para añadir pecado a pecado. Y no digas: la compasión de él, mucha: la muchedumbre de mis pecados propiciará»; pues misericordia e ira, desde él; y sobre pecadores se posará su furor. No tardes en volverte al Señor; y no lo dilates de día en día; que de repente saldrá la ira del Señor; y, en tiempo de vindicta, exterminará. No te apegues a bienes injustos; pues nada te aprovecharán en día de embate. No avientes en todo viento; y no andes en toda senda; así el pecador, el bilingüe. Sé firme en tu entendimiento; y una sea tu palabra [y acompáñete palabra de paz y justicia]. Sé pronto en tu oída; y en longanimidad prefiere contestación. Si tienes entendimiento, contesta al prójimo; y, si no, tu mano esté sobre tu boca [que no se te coja en palabra indisciplinada y se te confunda]. Gloria y deshonra, en el habla, y lengua de hombre, caída de él. No se te llame susurrador, y con tu lengua no aseches. Pues sobre el ladrón hay [arrepentimiento y] vergüenza y condenación mala sobre el bilingüe, [pero sobre susurrador, odio y enemistad y contumelia.] En grande y en pequeño no desconozcas. Y en lugar de amigo, no te hagas enemigo [del prójimo]; pues nombre malo, vergüenza e improperio heredará; así el pecador de bilingüe.

Capítulo 6. No te exaltes en consejo de tu alma; para que no sea desgraciada, como toro tu alma; tus hojas devorarás, y tus frutos perderás, y te dejarás, como leño seco. Alma mala pierde al que la tiene, y gozo de enemigos [la hará y la llevará a la suerte de los impíos]. Garganta dulce multiplicará sus amigos [y apacigua a los enemigos]; y lengua bien hablada multiplicará lo asequible. Los pacíficos para ti sean muchos; mas los consejeros, uno de mil. Si posees amigo, en tentación poséelo, y no presto te fiarás de él. Pues hay amigo en tiempo de él; pero no permanecerá, no, en día de tu tribulación. Y hay amigo que pasa a enemistad y riña de contumelia tuya revelará. Y hay amigo comensal; y no permanecerá, no, en día de tu tribulación; y en tus bienes, será como tú, y con tus domésticos confianzará; si fueres humillado será contra ti, y de tu rostro se ocultará. De tus enemigos retírate; y de tus amigos precávete. Un amigo fiel, amparo poderoso; y el que le ha hallado, hallado ha un tesoro. Por un amigo fiel no hay permutación; y no hay balanza para su hermosura. Un amigo fiel, medicina de vida [y de inmortalidad]; y los que temen al Señor, lo hallarán. Quien teme al Señor, rectificará su amistad, pues, conforme a él, así también su prójimo. Hijo, desde tu juventud, elige disciplina; y hasta las canas, hallarás sabiduría; cual el que ara y el que siembra, allégate a ella, y aguarda los buenos frutos de ella; pues, en la operación de ella, poco trabajarás y presto comerás de sus frutos. ¡Cuán áspera es sobremanera a los indisciplinados! y no permanecerá en ella el descorazonado; como canto de prueba, ponderoso, estará en él, y no tardará en lanzarla lejos. Pues la sabiduría según su nombre es; y no a muchos es manifiesta [pero a los que es conocida, permanece hasta la vista de Dios]. Oye, hijo, y recibe mi sentir, y no deseches mi consejo; y mete tus pies en los grillos de ella, y en el collar de ella tu cuello; Debajo pon tu hombro, y llévala, y no te encolerices por sus ataduras. En toda tu alma llégate a ella, y en toda tu fuerza conserva sus caminos. Investiga y busca, y será conocida de ti, y dueño de ella hecho, no la dejes. Pues en los novísimos hallarás el reposo de ella, y se te convertirá en alegría. Y te serán los grillos en amparo de fuerza [y en fundamento de firmeza] y sus collares, en estola de gloria. Pues ornato áureo hay en ella; y sus ataduras, urdimbre jacintina. Estola de gloria vístetela; y corona de alborozo te la ceñirás. Si quisieres, hijo, enseñado serás; y si dieres tu alma, versado serás en todo. Si amares oír, recibirás; y si inclinares tu oreja, sabio serás. Entre muchedumbre de ancianos estáte; y ¿quién sabio? a él adhiérete. Toda narración divina quieras oír; y proverbios de entendimiento no se te escapen. Si vieres a un sensato, madruga hacia él; y dinteles de sus puertas gaste tu pie. Reflexiona en los preceptos del Señor; y en sus mandamientos medita siempre; él afianzará tu corazón; y la pasión de la sabiduría se te dará.

Capítulo 7. No hagas mal, y no te cogerá, no, el mal. Apártate del injusto, y declinará de ti. Hijo, no siembres en surcos de injusticia, y no los segarás, no, septuplamente. No busques del Señor, principado; ni de rey, cátedra de gloria. No te justifiques delante del Señor; [pues conocedor del corazón él es] y ante rey no sapiencees. No busques hacerte juez, no sea que no puedas quitar injusticias; que nunca te amedrentes a faz del poderoso, y pongas tropiezo en tu rectitud. No peques contra la muchedumbre de la ciudad; y no te derribes en la turba. No ates dos veces pecado; pues en el uno no impune serás. No digas: «A la multitud de mis dones mirará; y, sacrificando yo al Dios altísimo, aceptará». No te desanimes en tu oración; y limosna hacer no desatiendas. No te mofes de hombre que estuviere en amargura de su alma; pues hay quien humilla y exalta. No ares mentira contra tu hermano, ni a amigo lo propio hagas. No quieras mentir toda mentira; pues la ininterrupción de ella, no es para bueno. No parles en muchedumbre de ancianos; y no repitas palabra en tu oración. No aborrezcas laboriosa obra y rusticación por Altísimo creada. No te cuentes en muchedumbre de pecadores; acuérdate de que la ira no tardará. Humilla grandemente tu alma; pues vindicta de impío, fuego y gusano. No cambies amigo por cosa indiferente; ni a hermano nativo en oro-sofir. No te apartes de mujer sabia y buena; [que te hubiere tocado en temor de Dios] que la gracia de ella está sobre el oro. No maltrates al doméstico trabajando en verdad; ni a jornalero dando su alma. A doméstico juicioso ame tu alma; no le niegues la libertad [ni indigente le despidas]. ¿Ganado tienes? Mira por él; y siéndote provechoso, quede contigo. ¿Hijos tienes? Enséñalos, y doblega, desde la juventud, la cerviz de ellos. ¿Hijas tienes? Atiende al cuerpo de ellas; y no alegres, con ellas, tu semblante. Coloca hija, y habrás realizado obra grande; y a varón cuerdo dónala. ¿Mujer tienes según alma? No la arrojes; y de odiada no te fíes. En todo corazón glorifica a tu padre; y de madre los dolores no olvides. Acuérdate de que por ellos naciste; y ¿qué les retribuirás, según ellos a ti? En toda tu alma reverencia al Señor; y a sus sacerdotes admira. En toda fuerza ama a quien te hizo; y sus ministros no abandones. Teme al Señor; y glorifica al sacerdote, [y expíate con las espaldillas] y dale la parte, según te está mandado, primicias y por pecado; [y expíate de tu negligencia con poco] y dádiva de brazos, y sacrificio de santificación y primicias de lo santo. Y al pobre tiende tu mano; para que consume tu bendición. Gracia de dádiva, ante todo viviente; y con muerto no impidas gracia. No faltes a los que lloran; y con los que plañen, plañe. No vaciles en visitar al enfermo; pues, por tales cosas, amado serás. En todas tus palabras rememora tus novísimos, y por el siglo, no pecarás.

Capítulo 8. No contiendas con hombre potente; no sea que caigas en sus manos. No alterques con hombre rico; no sea que constituya contra ti el peso; que a muchos ha perdido el oro y corazones de reyes declinado. No contiendas con hombre deslenguado; y no amontones, sobre su fuego, leña. No te juegues con indisciplinado, para que no sean deshonrados tus mayores. No afrentes a hombre que se vuelva de pecado; [y no le improperes] acuérdate de que todos somos en punibles. No deshonres a hombre en su vejez; puesto que también de nosotros envejecen. No te alegres de muerto [enemigo tuyo]; acuérdate de que todos fallecemos, [y no queremos que se alegren de nosotros]. No te desentiendas de narración de sabios; y sobre sus proverbios, vuelve; que de ellos aprenderás disciplina y a servir a magnates [sin queja]. No desatiendas narración de ancianos; pues también ellos aprendieron de sus padres; que de ellos aprenderás entendimiento, y en tiempo de necesidad dar contestación. No inflames carbones de pecador, para no enfogarte en fuego de su llama. No te alces contra faz de ultrajador, para que no se asiente, cual emboscada contra tu boca. No prestes a hombre más fuerte que tú; y si hubieres prestado, como quien ha perdido sé. No afiances sobre tu fuerza; y si hubieres afianzado, como quien ha de pagar, piensa. No litigues con juez; pues, según parecer de él, le juzgan. Con osado no andes en camino, para que no sea agravie contigo; pues él, según su querer hará, y junto con su insensatez perecerás. Con iracundo no hagas riña, y no atravieses con él el páramo; que, como nada, en sus ojos la sangre; y donde no hay auxilio, te derribará. Con fatuo no te aconsejes; pues no podrá palabra guardar: [sino lo que le place]. A faz de extraño no hagas secreto; pues no sabes qué cosa ha de parir. No a todo hombre manifiestes tu corazón, y no te retribuya gracia [falsa y te oprobies].

Capítulo 9. No celes a la mujer de tu regazo; ni enseñes contra ti disciplina mala. No des a mujer tu alma, que ascienda ella sobre tu fuerza, [y seas confundido]. No te encuentres con mujer hetera, no sea que caigas en sus lazos. A cantarina no frecuentes [ni la oigas] no sea que te prendas en sus arterías. A virgen no atisbes; no sea que te escandalices en su honorabilidad. No des a rameras tu alma, que no pierdas [a ti y] tu heredad. No remires en calles de ciudad; y en los yermos de ella no vagues. Aparta tu ojo de mujer hermosa; y no atisbes belleza ajena. En belleza de mujer muchos se han extraviado; y de este amor, cual fuego, se enciende. Con casada mujer no te sientes jamás [ni te recuestes con ella, sobre codo]; y no banquetees con ella en vino, no sea que decline tu alma a ella, y con tu espíritu resbales a perdición. No abandones amigo viejo; pues el reciente no es igual a él; vino nuevo, amigo nuevo; si hubiere envejecido, con alegría lo beberás. No celes gloria [y riquezas] de pecador; pues no sabes cuál será su fin. No gustes de gusto de impíos; rememora que hasta el infierno no serán, no, justificados. Lejos mantente de hombre que tiene potestad de matar, y no recelarás, no, temor de muerte. Y si te acercares, no prevariques, para que no quite tu vida. [Comunión de muerte sábete]. Conoce que por medio de lazos atraviesas, y sobre almenas de ciudades andas. Según tu fuerza atisba a los prójimos; y con sabios [y prudente] consúltate; y con inteligentes sea tu conversación; y toda tu narración, en ley de Altísimo. Varones justos sean tus comensales; y en temor del Señor sea tu gloriación. En mano de artífices labor será loada; y el príncipe de gente sabio, en [la sabiduría de] su palabra [y en el sentido verdadero, de ancianos la palabra]. Terrible en su ciudad, varón deslenguado; y el temerario en su palabra aborrecido será. [Toda mujer que es fornicaria, como estiércol en el camino, por todos será conculcada. Hermosura de mujer ajena muchos habiendo admirado, réprobos han sido hechos, que su conversación, como fuego, enardecen].

Capítulo 10. Juez sabio enseñará a su pueblo; y principado de inteligente ordenado será. Según el juez de su pueblo, así también sus ministros; y según el príncipe de la ciudad, todos sus habitantes. Rey indisciplinado perderá a su pueblo; y la ciudad será habitada en inteligencia de potentados. En mano del Señor, potestad de la tierra; [y execrable toda iniquidad de gentes] y al provechoso [mandatario] suscitará, a tiempo, sobre ella. En mano del Señor, prosperidad de varón, y sobre semblante de escriba pondrá su gloria. En toda injuria no te encolerices contra el prójimo; y nada hagas en obras de contumelia. Aborrecible ante el Señor y los hombres, la soberbia, y de entrambos prevaricará lo injusto. Reino de gente en gente es transferido por injusticias, y contumelias y riquezas. [Pero nada hay más criminal que el avaro.] «¿Qué se ensoberbece tierra y ceniza?» [Nada hay más inicuo que amar el dinero; pues ése también a su alma tiene venal.] Pues en vida he arrojado sus entrañas». De todo potentado, breve la vida . . . [«Larga enfermedad», necea el médico; y rey hoy; y mañana fenecerá; pues, muriendo el hombre, heredará reptiles y bestias: gusanos.] Principado de soberbia, del hombre que apostata de Dios; y del que le hizo ha apostatado su corazón; porque principio de soberbia es el pecado; y el que la asiere lloverá abominación, [y le derribará al fin]. Por esto enmaravilló el Señor los embates y trastornóles hasta el fin; tronos de príncipes arrasó el Señor; y sentó mansos en lugar de ellos; raíces de gentes arrancó el Señor, y plantó humildes en lugar de ellos, [de las gentes mismas]. Regiones de gentes trastornó el Señor, y perdiólas hasta fundamento de tierra; secó de entre ellos y perdiólos, y exterminó, de la tierra, su memoria. No ha sido creada con hombres la soberbia, ni ira de furor con generaciones de mujeres. Simiente honrosa ¿cuál? —Simiente de hombre simiente honrosa ¿cuál?— Los que temen al Señor. Simiente deshonrosa ¿cuál? Simiente de hombre. —Simiente deshonrosa, ¿cuál? los que quebrantan mandamientos. En medio de hermanos, el príncipe de ellos, honorable, y los que temen al Señor, en ojos de él. Rico y glorioso y pobre: la gloriación de ellos en el temor del Señor. No justo es deshonrar a pobre juicioso, y no conviene glorificar a varón pecador. Magnate, y juez y potentado será glorificado; y no hay de ellos alguien más grande que el que teme al Señor. A doméstico sabio libres servirán; y varón discreto [y disciplinado] no murmurará [corregido, el insipiente no será honorificado]. No sapiencees haciendo tu obra; y no te glorifiques en tiempo de tu angustia. Mejor, el que trabaja en todo que el que pasea o se glorifica y carece de pan. Hijo, en mansedumbre glorifica tu alma; y dale honra según el mérito de ella. Al que peca contra su alma, ¿quién justificará? Y ¿quién glorificará al que deshonra su vida? El pobre es glorificado, por su entender; y el rico glorificado es por su riqueza. Pero el que es glorificado en pobreza, ¿cuánto más en riqueza? Y el inglorioso en riqueza ¿cuánto más en pobreza? [La memoria de los soberbios destruyó Dios; y dejó la memoria de los humildes de sentir.]

Capítulo 11. Sabiduría de humilde alzó cabeza; y en medio de magnates le sentó. No alabes varón en su hermosura; y no abomines hombre en su aspecto. Pequeña, entre volátiles es la abeja, y principio de dulzuras, su fruto. En envoltura de vestes no te gloríes; y en día de gloria no te levantes; pues maravillosas son las obras del Señor; [solo, y gloriosas] y ocultas [e invisibles] sus obras entre los hombres. Muchos tiranos sentáronse en el suelo; y el no sospechado llevó la diadema. Muchos potentados fueron deshonrados sobremanera; y gloriosos, entregados en manos de otros. Antes de indagar, no vituperes; piensa primero; y entonces increpa. Antes de oír, no respondas; y en medio de palabras no te ingieras. Sobre cosa de que no tienes necesidad, no contiendas; y en juicio de pecadores no te sientes. Hijo, no acerca de muchas cosas sean tus acciones; si abundares, no quedarás impune; y si persiguieres, no alcanzarás, no, y no te evadirás, no, corriendo al través. Hay [impío] quien se afana y trabaja y se apresura; y tanto más se atrasa. Hay perezoso y necesitado de ayuda, atrasado en fuerza, y en pobreza abunda; y los ojos del Señor le han mirado en bien; y le ha levantado de su humildad, y erguido su cabeza; y se han maravillado de él muchos, [y ensalzado a Dios]. Bienes y males, vida y muerte, riquezas y pobreza del Señor son. {Sabiduría, y disciplina y cognición de ley, del Señor; amor y caminos de hermosa obras, de él son.} {Error y tinieblas con el pecador han sido creados; y con los que se alborozan en maldad, envejece lo malo.} Don del Señor permanece a los píos; y el beneplácito de él por el siglo prosperará. Hay quien enriquece por su contradicción y apretura; y ésta la parte de su ganancia; en que dice: «He hallado reposo; y ahora comeré de mis bienes»; y no sabe qué tiempo vendrá; y los dejará a otros, y morirá. Estáte en tu testamento, y conversa en él, y en tu labor envejece. No te maravilles en labores de pecador; confía en el Señor, y permanece en tu trabajo; porque fácil en ojos del Señor en breve, súbitamente, enriquecer al pobre. Bendición del Señor en ganancia de pío, y en hora veloz germina él su bendición. No digas: «¡Qué necesidad tengo! y ¿cuáles, desde ahora, serán mis bienes?» No digas: «Suficiencia tengo; y ¿qué hasta ahora seré maltratado?» En día de bienes, olvido de males; y en día de males, no se rememorarán los bienes. Pues fácil, ante el Señor, en día de fallecimiento, retribuir al hombre según sus caminos. Mal de una hora olvido hace de delicias [grandes]; y en consumación de hombre, revelación de sus obras. Antes del fallecimiento, no felicites a nadie; y en sus hijos se conocerá al varón. No a todo hombre introduzcas en tu casa; que muchas son las asechanzas del doloso. [Pues, como eructa el estómago de los fétidos] Perdiz cazadora en cesta, así corazón soberbio [o gamuza en lazo], y como el atalaya atisba caída. Pues lo bueno en malo trocando, asecha; y en los elegidos pone tacha. De centella de fuego crecerán las brasas; y hombre pecador a sangre acecha. Guárdate del malhechor; pues lo perverso trama; no sea que tacha, por el siglo, te dé. Aposenta a un extraño, y te trastornará en perturbaciones, y te enajenará de los propios tuyos.

Capítulo 12. Si bien hicieres, sábete a quien haces; y habrá gracia a tus beneficios. Bien haz al pío, y hallarás retribución; y, si no de él, empero del Altísimo. No hay bien para el que persevera en el mal, y el que limosna no da [pues también el Altísimo odia a los pecadores y se ha apiadado de los arrepentidos]. Da al pío, y no acojas al pecador, [Dios retribuye a los impíos y los pecadores, y los reserva para el día de la venganza]. Bien haz al humilde, y no des a impío impide los panes de él, y no le des, porque en ellos no te señoree; pues doblado mal hallarás en todo lo bueno que le hubieres hecho. Porque también el Altísimo ha aborrecido a los pecadores; y a los impíos retribuirá vindicta. Da al bueno y no acojas al pecador. No será juzgado, en lo bueno, el amigo; y no se ocultará, en lo malo, el enemigo. En lo bueno del varón sus enemigos, en tristeza; y en lo malo de él, hasta el amigo se separará. No te fíes de tu enemigo, por el siglo; pues, como el bronce enmohece, así la maldad de él; y si se humillare y anduviere inclinado, aplica tu alma y guárdate de él; y serás para él como quien ha limpiado un espejo; y conocerás que no hasta el fin se ha desenmohecido. No le pongas junto a ti; porque, derribándote, no se ponga en tu lugar; no le sientes a tu diestra, no sea que busque tu silla, y a la postre conozca tus palabras, y por mis dichos, te arrepientas. ¿Quién compadecerá a hechicero mordido de sierpe, y a todos los que se llegan a fieras? Así al que se acerca a varón pecador y al que se entremezcla en los pecados de él. Una hora permanecerá contigo; y si te desviares, no soportará, no. Y en sus labios se endulzará el enemigo y en su corazón tramará derribarte en hoyo; en sus ojos llorará el enemigo, y si hallare tiempo, no se llenará de sangre. Males si te ocurrieren, le hallarás allí primero que a ti; y, cual ayudando, te suplantará. Moverá su cabeza, y batirá sus palmas; y mucho susurrará, y mudará su rostro.

Capítulo 13. Quien tocare pez, ensuciaráse; y quien tratare con soberbio, a él se asemejará. Carga sobre ti no lleves, y con más fuerte que tú y más rico no trates. ¿Qué tratará olla barriza con caldera? Ella chocará y ella se quebrará. El rico ha injuriado y él, a más ha rechinado; el pobre ha sido injuriado, y él a más, ha de rogar. Si aprovechares, trabajará en ti; y si te atrasares, te abandonará; si tuvieres, convivirá contigo; y te vaciarás; y él no trabajará; necesidad ha tenido de ti, y te engañará, y te sonreirá y te dará esperanza; te hablará cosas bellas, y dirá: «¿Cuál, tu necesidad?». Y te avergonzará en sus viandas, hasta que te vacíe dos o tres veces; y a la postre mofárase de ti; después de esto, te verá y se desviará de ti, y su cabeza moverá sobre ti. Guárdate de que no se te engañe, y no se te humille en tu alegría. Convidándote un potentado, hazte de rogar; y tanto más te convidará. No te precipites, porque no se te rechace; y no lejos te apartes, porque no se te olvide. No te empeñes en hablarle de igual a igual; y no te fíes de sus muchas palabras; pues, de mucha habla, te tentará, y, como sonriendo te escudriñará; impiedoso, el que no conservare palabras, y no perdonará, no, maltrato y cadenas. Guárdate y atiende muy mucho, pues, con tu ruina, andas. { [Oyendo esto en tu sueño, vela.Toda la vida ama al Señor e invócale para tu salvación].} Todo viviente ama su semejante, y todo hombre a su prójimo. Toda carne, según género, se junta, y a su semejante se aglutinará el varón. ¿Qué tratará lobo con cordero? Así el pecador respecto del pío. ¿Qué paz a la hiena con el can? y ¿qué paz al rico con el pobre? Caza de leones, ónagros en desierto, así pasto de ricos, los pobres. Abominación a soberbio, humildad, así abominación a rico, el pobre. Rico bamboleante es sustentado de amigos; pero humilde, caído desechado es de amigos. Rico resbalado muchos acogedores; habló cosas vedadas y le justificaron; el humilde resbaló, y, además le increparon; habló cordura, y no se le dio lugar. El rico habló, y todos callaron, y su palabra ensalzaron hasta las nubes; el pobre habló, y dijeron: «¿Quién ése?». Y si tropezare, le acabarán de derribar. Buenas las riquezas para quien no tiene pecado, y mala, la pobreza en bocas de impíos. El corazón del hombre muda la faz de él, sea para bueno, sea para malo. Huella de corazón, en lo bueno, faz serena; e invención de parábolas: pensares con labor. [Humíllate a Dios y aguarda su mano]. [No seas humilde en tu sabiduría, para que, humillado, a estulticia no se te seduzca].

Capítulo 14. Bienaventurado el varón que no ha resbalado en su boca; y no ha sido punzado en tristeza de pecado. Bienaventurado el a quien no ha condenado su alma, y que no ha caído de su esperanza. A varón tacaño, no hermosas, las riquezas; y a hombre envidioso ¿qué, los haberes? Quien amontona, de su alma, amontona para otros, y en sus bienes gozarán otros. El malo para sí ¿para quién bueno será? y no se regocijará no, en sus haberes. Peor que quien se envidia a sí mismo no hay; y ésta, la retribución de su maldad. Aunque bien hiciere, en olvido hace, y al fin manifiesta su maldad. Malo el envidioso, de ojo, apartando rostro y despreciando almas. Del codicioso el ojo no se llena con parte, [de iniquidad] e iniquidad mala seca el alma. Ojo malo [a lo malo] ínvido en pan; e indigente [y en tristeza estará] sobre su mesa. Hijo, según que tuvieres bien hazte a ti mismo; y dones al Señor dignamente ofrece, acuérdate de que la muerte no tardará; y pacto del infierno no se te ha mostrado, [pues pacto de este mundo: «de muerte morirá»]. Antes de fenecer, bien haz al amigo; y según tu fuerza extiende y dale [al pobre]. No quites al buen día; y parte de deseo bueno no pase de ti. ¿No dejarás a otro tus trabajos y tus afanes a partición de suerte? Da y toma, y engaña a tu alma. [Antes de muerte obra justicia], pues no hay en infierno, buscar delicias. Toda carne, como veste vieja; pues el pacto, desde el siglo: «de muerte morirá». Como hoja germinando sobre árbol denso; unas arroja y otras cría; así, generación de carne y sangre, una fenece y otra nace. Toda obra corruptible desfallece, y el que la obra, con ella partirá. Bienaventurado varón, el que en sabiduría fenecerá [y en su justicia meditará] y que en su entendimiento conversará; el que pondera los caminos de ella en su corazón, también los arcanos de ella comprenderá. Sal tras ella, como explorador, y las andanzas de ella asecha. El que se asoma a sus ventanas, también por sus puertas escuchará; el que se hospeda a par de su casa, también hincará clavo en sus paredes; pondrá su tienda a las manos de ella, y se hospedará en hospedaje de buenos; colocará sus hijos al abrigo de ella y bajo sus ramas se establecerá; se amparará, debajo de ella, del ardor; y en la gloria de ella se hospedará. [Y toda obra elegida será justificada; y el que la obra; honorificado será en ella].

Capítulo 15. El que teme al Señor, hará ello; y el fuerte en la ley, alcanzará aquella; y le vendrá al encuentro, como madre; y, como mujer de virginidad, le acogerá. Y alimentárale con pan [de vida] y de entendimiento; y agua de sabiduría le dará a beber; se afirmará en ella, no vacilará, no; y en ella estribará y no será, no, confundido; y le exaltará ante sus prójimos; y en medio de la congregación abrirá la boca de él [y le llenará de espíritu de sabiduría y entendimiento y estola de gloria le vestirá]. Alegría y corona de alborozo y nombre eterno heredará. No la alcanzarán, no, hombres insensatos [y, hombres sensatos irán a su encuentro] y hombres pecadores no han visto, no, lejos está de la soberbia [y dolo]; y varones mendaces no se acordarán, no, de ella [y varones veraces se hallarán en ella y prosperarán hasta la visión de Dios]. No hermosa, la alabanza en boca de pecador; pues no del Señor ha sido enviado; porque en sabiduría se dirá alabanza, y el Señor la prosperará. No digas que «por el Señor me he apartado»; pues lo que ha odiado, no harás. No digas que «El me ha extraviado; pues no tiene necesidad de varón pecador». Toda abominación [de error] ha odiado el Señor; y no es dilecta a los que le temen. El, desde el principio hizo al hombre y dejóle en mano de su determinación. Si quisieres, guardarás mandamientos, [te guardarán] y fe hacer de beneplácito. Ha puesto ante ti fuego y agua; a lo que quisieres extenderás tu mano. Delante de los hombres, la vida y la muerte, [lo bueno y lo malo], y lo que plugiere; se lo dará; porque mucha sabiduría del Señor; fuerte en potencia y mirándolo todo; y sus ojos sobre los que le temen; y él conocerá toda obra de hombre. Y no ha mandado a nadie ser impío; y no ha dado licencia a nadie de pecar. [Añadió sus mandatos y preceptos].  [Pues no ambiciona muchedumbre de hijos infieles e inútiles].

Capítulo 16. No ambiciones de hijos muchedumbre, de inútiles; y no te alegres de hijos impíos; si se multiplicaren, no te alegres de ellos; si no hay temor del Señor con ellos, no te fíes de su vida; y no atiendas a su lugar. Mejor es uno [temeroso de Dios] que mil; [hijos impíos], y morir sin hijos que tener hijos impíos; pues por un sensato se poblará una ciudad; pero tribu de inicuos se yermará. Muchas cosas tales he visto en mis ojos; y cosas más fuertes que éstas ha oído mi oreja. En congregación de pecadores se encenderá fuego; y en gente impersuasible encendióse ira. No se propició acerca de los antiguos gigantes; los que se rebelaron por la fuerza de ellos [y fueron destruidos]. No perdonó a la peregrinación de Lot, a los que abominó por su soberbia; no se apiadó de gente de perdición; de los que se alzaron en sus pecados; y así de los seiscientos mil infantes los que se juntaron en su dureza de corazón. Y si fuere uno el duro de cerviz, admirable esto: si fuere impune; pues misericordia e ira, de él, potentado de propiciaciones, y derramando ira. Según su mucha misericordia así también mucha su increpación: a varón, según sus obras juzgará. No escapará, en rapiñas, pecador; y no retardará, no, paciencia de pío. A toda misericordia hará lugar; cada uno, según sus obras, hallará. No digas que «del Señor me ocultaré: ¿acaso de la altura alguien de mí se acordará en pueblo grande no seré recordado, no; pues ¿qué, mi alma entre innúmera criatura?» He aquí el cielo y el cielo del cielo, de Dios; abismo y tierra vacilarán en su visitación; juntamente los montes y los fundamentos de la tierra, al mirarlos, con temblor se sacuden; y en ello no ponderará corazón; [y todo corazón es comprendido por él], y sus caminos ¿quién entenderá? y tormenta que no verá hombre, y las más de sus obras, en lo oculto. Obras de justicia ¿quién anunciará? ¿o quién sufrirá? pues lejos, el testamento [de algunos; y la interrogación de todos en la consumación es]. El empequeñecido de corazón, piensa estas cosas [vanas]; y varón insensato y errante piensa como necios. Óyeme, hijo, y aprende saber, y a mis palabras atiende con tu corazón. Manifiesto, en balanza, disciplina; y, en exactitud, anuncio saber . . . En juicio del Señor, sus obras, desde el principio, y desde la hechura de ellas, dispuso sus partes [y los principios de ellas en sus generaciones]. Ornó, por siglo, sus obras, y los principados de ellas por sus generaciones; no hambrearon ni trabajaron, ni desfallecieron de las obras de ellas, cada cual a su prójimo no oprimió; y hasta el siglo no desobedecerán la palabra de él. Y, después de esto, el Señor a la tierra miró, y la llenó de sus bienes, Alma de todo viviente cubrió la faz de ella, y a ella la vuelta de ellos. [. . .y en mis palabras atiende, en tu corazón; y digo, en equidad de espíritu, las virtudes que puso Dios en sus obras, desde el principio; y, en verdad, anuncio su ciencia].

Capítulo 17. El Señor creó de tierra, al hombre [y le hizo a su imagen] y de nuevo le convirtió en ella; [y, según él, le vistió de virtud] días de número y tiempo dioles; y dioles potestad sobre lo de ella. Según ellos, les revistió de fuerza, y según su imagen les hizo; y puso el temor de él sobre toda carne, y el dominar bestias y volátiles. [Creó, de él, una ayuda símil a él] consejo, y lengua y ojos, orejas y corazón dio, de entender a ellos; de saber de entendimiento llenóles, [de sentir llenó el corazón de ellos] y bien y mal les manifestó. Puso el ojo de él sobre el corazón de ellos; mostróles lo magnífico de sus obras; [. . .] y nombre de santificación alabarán [y para que se gloríen en sus maravillas] para que cuenten las magnificencias de sus obras. Añadióles saber; y ley de vida dioles en herencia; testamento eterno constituyó con ellos [y justicia] y sus juicios manifestóles. Magnificencia de gloria vieron los ojos de ellos; y gloria de voz de ellos oyó la oreja de ellos; y díjoles: «Guardaos de todo lo inicuo; y mandóles a cada uno acerca del prójimo; las vías de ellos, delante de él siempre; no se ocultarán de sus ojos. Para cada gente constituyó príncipe; y parte del Señor Israel [es manifiesta]. Todas las obras de ellos, como el sol, ante él; y sus ojos, incesantes sobre las vías de ellos; [no están ocultos sus testamentos por la iniquidad de ellos]; no se han ocultado las injusticias de ellos a él; y todos sus pecados, ante el Señor. Limosna de varón como sello con él; y gracia de hombre, como pupila, conservará. Después de esto se levantará y les retribuirá; y la retribución de ellos en cabeza de ellos retribuirá; [y les arrojará en las partes inferiores de la tierra], empero a los arrepentidos dio regreso, y confortó a los faltos de paciencia [y destinóles la suerte de la verdad]. Vuélvese al Señor, y deja los pecados; ruega de faz y aminora la ofensa; retorna al Altísimo y apártate de injusticia, y muy mucho aborrece la abominación, A Altísimo ¿quién alabará en infierno, por los vivos y los que dan a su vez confesión? [No te detengas en error de impíos; antes de la muerte, confiesa]. De muerto, como que ni es, perece confesión, el vivo y el sano loará al Señor [y gloríate en sus misericordias.] ¡Cuán grande es la misericordia del Señor y propiciación para los que se vuelven a él! Porque no pueden todas las cosas estar en hombres; pues, no inmortal hijo de hombre [y en vanidad de malicia se han placido]. ¿Qué más luminoso que el sol? Y esto desfallece, y el malo excogitará carne y sangre [y también esto será castigado.] El ejército de celsitud del cielo él contempla; y los hombres todos son tierra y ceniza. [y conoce la justicia y los juicios de Dios y está en la suerte de proposición y oración del Altísimo Dios. Anda a las partes del siglo santo, con los vivos y los que dan loor a Dios].

Capítulo 18. El que vive por el siglo, creólo todo igualmente; el Señor solo será justificado [y permanece invicto el rey eternamente.] A nadie ha facultado para anunciar sus obras; y ¿quién investigará sus magnificencias? El poder de su grandeza ¿quién enumerará? Y ¿quién añadirá a narrar sus misericordias? No hay disminuir ni añadir, y no hay investigar las maravillas del Señor. Cuando terminare el hombre, entonces principia; y, cuando reposare entonces se confundirá. ¿Qué el hombre, y qué su provecho? ¿qué lo bueno de él, y qué lo malo de él? Número de días de hombre, muchos años, ciento; cual gota de agua, de mar, y pedrezuela de arena así pocos años, en día de siglo. Por esto se ha longanimado el Señor sobre ellos, y derramado sobre ellos su misericordia; vio y conoció la subversión de ellos, que es mala; por esto llenó su propiciación [y les mostró camino de equidad.] Misericordia de hombre, para con su prójimo; pero misericordia de Dios, sobre toda carne; reprendiendo, y corrigiendo y enseñando y convirtiendo, como pastor a su grey. De los que admiten enseñanza, se apiada y de los que se apresuran hacia sus juicios. Hijo, en los beneficios no des tacha; y, en toda dádiva, aflicción de palabras. ¿Acaso ardores no refrigerará rocío? Así mejor es palabra que dádiva. ¿No he aquí, palabra sobre don bueno? Y ambos en varón agraciado. El necio ingratamente improperará; y dádiva de ínvido derrite ojos. [Antes del juicio, dispón justicia para ti.] Antes de hablar, aprende; y antes de enfermedad, medicínate; antes de juicio, examínate a ti mismo; y en hora de visita hallarás propiciación; antes de enfermedad, humíllate; y en tiempo de pecados muestra conversión. No te detengas en pagar voto oportunamente, y no tardes hasta la muerte en justificarte, [pues el galardón de Dios permanece eternamente.] Antes de votar prepárate, y no seas como hombre que tienta al Señor. Acuérdate de furor, en día de fallecimiento, y tiempo de venganza en apartamiento de rostro. Acuérdate de tiempo de hambre en tiempo de hartura; pobreza e indigencia, en días de riqueza. De mañana a tarde muda el tiempo; y todo es rápido ante el Señor. Hombre sabio en todo recelará; y, en días de pecados, se guardará de delitos. Todo inteligente conoce sabiduría, y a quien la halle, dará confesión. Los inteligentes en palabras también ellos sapienciaron [y entendieron verdad y justicia] y llovieron proverbios exactos. Tras tus concupiscencias no vayas; y de tus apetitos abstente. Si brindares a tu alma beneplácito de concupiscencia, te hará ludibrio de tus enemigos. No te goces en muchas delicias, para no enredarte en la contribución de ellas; no te hagas pobre, contribuyendo duramente de préstamo; y nada tienes en la bolsa [pues serás asechador de tu propia vida.]

Capítulo 19. Obrero ebrioso no enriquecerá; quien menosprecia lo poco, paulatinamente caerá. Vino y mujeres apostatarán a discretos; [y argüirán a los sensatos] y el que se aglutina rameras, más osado será; úlceras y gusanos le heredarán; y será alzado en ejemplo mayor; [y alma osada será quitada del número]. Quien pronto cree, ligero de corazón [y será disminuido]; y quien peca contra su alma, atentará. Quien se alegra de corazón, señalado será, [y quien odia corrección, se abreviará la vida] [. . .] y quien odia locuacidad, se aminora en malicia. . . . Jamás repitas palabra y no se te minorará, no. En amigo y en enemigo no cuentes, aunque no tengas pecado, no reveles. Pues te ha oído, y guardádose de ti, y [como defendiendo el pecado] en tiempo te odiará, [y así estará siempre contigo]. ¿Has oído palabra? [contra tu prójimo], muera contigo; confía: no te desgarrará, no. A faz de palabra se congojará el necio, como, a faz de la criatura, la parturienta. Saeta clavada en muslo de carne, así la palabra en vientre del necio. Reprende al amigo; no sea que no haya hecho, y, si algo ha hecho, para que no lo repita. Reprende al amigo, no sea que no haya dicho; y si ha dicho, para que no segunde. Reprende a amigo; pues a menudo se hace calumnia; y no a toda palabra creas. Hay quien resbala, y no de alma, y ¿quién no ha pecado en su lengua? Reprende a tu prójimo, antes de amenazar; y da lugar a la ley del Altísimo. Toda sabiduría, temor del Señor; y en toda sabiduría, hacimiento de ley. Y no es sabiduría de maldad, el saber; y no hay donde consejo de pecadores, discreción. Hay maldad, y ella abominación; y es insensato el falto de sabiduría. Mejor el empeorado en entendimiento, [y desfallecido de sentido] temeroso, que el sobreabundante en discreción y transgrediendo ley. Hay habilidad cabal, y ella, injusta; y hay quien pervierte gracia para manifestar juicio. Hay quien malea, muy inclinado de negrura, y su interior, lleno de dolo; [y hay quien demasiado se abate de sobrada humildad] inclinando el semblante y medio sordo, donde no fuere reconocido, se adelantará a ti. Y si por falta de fuerza fuere impedido para pecar, si hallare ocasión, mal hará. Por la vista reconocido será el varón; y por el gesto del semblante, reconocido será el cuerdo. Vestidura de varón y risa de dientes y pasos de hombre anuncian lo acerca de él. [Quien peca contra su alma, se arrepentirá; y quien se deleita en malicia difamado será. . .] [Hay reprensión mendaz en ira de contumelioso].

Capítulo 20. Hay reprensión que no es hermosa; y hay quien calla, y él mismo prudente. ¡Más bello es reprender que enfurecerse! y el que se apresura a confesar, de abotamiento será impedido. Concupiscencia de eunuco desvirgará jovencilla, así es el que hace en violencia, juicios. Hay quien calla, que es hallado sabio; y hay odioso por su mucha locuacidad. Hay quien calla por no tener respuesta; y hay quien calla, sabiendo. Hombre sabio callará hasta tiempo; y el hablador e insensato traspasará el tiempo. El que abunda en palabra, abominado será; y el que se enseñorea, aborrecido será. Hay prosperidad en lo malo para un varón, y es hallazgo para aminoramiento. Hay dádiva que no te aprovechará; y hay dádiva cuya retribución es doble. Hay aminoramiento por causa de la gloria; y hay quien, de humillación, alzó cabeza. Hay quien compra mucho por poco, y lo devuelve por el séptuplo. El sabio, en palabra amable se hará; pero gracias de necios se derramarán. Dádiva de necio no te aprovechará; pues sus ojos, por una cosa son muchos; poco dará y mucho improperará, y abrirá su boca, como heraldo; hoy prestará, y mañana pedirá, aborrecible es un hombre semejante. El fatuo dirá: «No tengo amigo; y no hay gracia para mis beneficios; los que comen mi pan, malos de lengua». ¡Cuántas veces y cuántos se mofarán de él! [. . .] Caída de pavimento, más bien que de lengua; así derribamiento de malos de prisa vendrá. Hombre desagradable, fábula importuna; en boca de indisciplinados perdurará. De boca de necio, se reprobará la parábola; pues no la dirá, no, a su tiempo. Hay quien es impedido de pecar, por indigencia; y en su reposo no se compungirá. Hay quien pierde su alma de vergüenza [y por imprudente persona la pierde]; y por insensata persona la perderá. Hay quien, por causa de vergüenza, promete al amigo, y le ha ganado enemigo, en balde. Oprobio malo en el hombre es la mentira: en boca de indisciplinados perdurará. Preferible es un ladrón que un habituado a la mentira; ambos, empero, perdición heredarán. Costumbre de hombre mentiroso es deshonra; y su vergüenza con él, perdurable. El sabio en palabras se presentará a sí mismo; y hombre prudente placerá a los magnates. Quien labra tierra, levantará su acervo, [y quien obra justicia, ése será ensalzado] y quien agrada a magnates, expiará injusticia. Obsequios y dones obsecan ojos de sabios, y, como bozal en boca, aparta reconvenciones. Sabiduría oculta y tesoro invisible, ¿qué provecho en ambos? Mejor, hombre ocultando su necedad, que hombre ocultando su sabiduría. [¡Cuán bueno es que el reconvenido manifieste el pecado! Pues así evitará voluntario pecado]. [Pues ni el conservar en recto sentido entendió; y el no conservar al igual, indiferente para él].

Capítulo 21. Hijo ¿has pecado? No añadas ya más; y por lo anterior tuyo, depreca. Cual de faz de serpiente, huye del pecado; que, si te llegares, te morderá. Dientes de león, los dientes de ella, matando almas de hombres. Como espada de dos filos, toda iniquidad: para la herida de ella no hay curación. Aterramiento y contumelia yerman riqueza, [casa que es demasiado rica, será aniquilada por la soberbia] así casa de soberbia se yermará. Súplica de pobre, de boca hasta oídos de él, y el juicio de él de prisa llega. El que aborrece reconvención, en pisada del pecador; y el que teme al Señor, se convertirá de corazón. Conocido de lejos, el poderoso en lengua; pero el cuerdo sabe cuándo ése resbala. El que edifica su casa con haberes ajenos, como quien junta sus piedras para el invierno. Estopa amontonada, congregación de inicuos; y la consumación de ellos, llama de fuego. Camino de pecadores, aplanado con piedras; y en el término de él, hondura de infierno, [y tinieblas y penas]. el que guarda la ley, se apoderará del entendimiento de ella; y consumación del temor del Señor, sabiduría. No será enseñado, quien no es hábil [en lo bueno]; hay habilidad que multiplica amargura y no hay sentido, donde hay amargura. Ciencia de sabio, como inundación abundará, y su consejo; como fuente de vida. Entrañas de fatuo, como vaso quebrado; y toda ciencia no cogerá. Palabra sabia si oyere el entendido, la loará y a ella añadirá; oyó el sensual, y desplacióle, y apartóla tras de su espalda. Narración de fatuo, como en camino una carga; pero sobre labio de sensato se hallará gracia. Boca de prudente se buscará en congregación; y sus palabras reflexionará en el corazón. Como casa deshecha, así para el fatuo es la sabiduría, y ciencia de estulto, ininvestigables palabras. Grillos en pies para estólidos la disciplina; y como esposas sobre mano derecha. El fatuo, en risa, levanta su voz; mas el varón hábil apenas en silencio sonreirá. Como atavío áureo, para el prudente es la disciplina; y, como brazalete sobre brazo derecho. Pie de fatuo, veloz a casa ajena, pero el hombre muy experto se ruborizará de rostro. El insensato, por la ventana se asoma a casa; pero varón disciplinado afuera se detendrá. Indisciplina de hombre es escuchar a la puerta, y el prudente se gravará de deshonra. Labios de extraños en esto se gravarán; pero palabras de prudentes en balanza pesaránse. En boca de fatuos, el corazón de ellos; pero corazón de sabios de ellos. Maldiciendo el impío a Satanás, maldice él su propia alma. Mancilla su propia alma el insensato, y en cohabitación será odiado.

Capítulo 22. A piedra sucia ha sido comparado el perezoso; y todos silbarán su deshonra. A deshecho de estiércoles ha sido comparado el perezoso; todo el que lo alzare, sacudirá la mano. Vergüenza de padre, en generación indisciplinada; e hija en aminoración se convierte. Hija prudente heredará a su marido; y la que avergüenza, en tristeza del engendrador. A padre y marido avergüenza la desenvuelta; [y de impíos no será minorada] y de ambos oprobiada será. Música en luto, extemporánea narración; azotes y enseñanza, en todo tiempo de sabiduría. Pegando tiesto, el que enseña a fatuo; [el que cuenta palabra a quien no escucha] despierta a dormido de pesado sueño; cuenta a dormitante, el que cuenta a necio; y al fin dirá: «¿Qué es?» Sobre muerto llora tú, pues desfalleció la luz; y sobre fatuo llora, pues desfalleció el sentido. Mas dulcemente llora sobre el muerto, pues reposando está; pero de fatuo, sobre la muerte, la vida mala. Llanto de muerto siete días; pero de fatuo y malo, todos los días de su vida. Con insensato no multipliques palabra; y a mentecato no vayas; guárdate de él, para que molestia no tengas; y para que no te mancilles, no, en su embestida. Desvíate de él, y hallarás reposo; y no te atediarás, no, en su insensatez. Sobre plomo ¿qué pesará? ¿y qué otro nombre tiene el fatuo? Arena y sal y mole de hierro, fácil de llevar que hombre estulto [y fatuo e impío]. Vigadura lígnea entrelazada en edificación, en sacudida no será disuelta; así corazón afianzado en pensar de consejo, en tiempo no se acobardará. Corazón fundado en pensar de cordura, como ornato arenoso de pared pulida. Estacas en alto [y muro sin argamasa] puestas en contra del viento no permanecerán, no; así corazón cobarde en pensar de fatuo, en contra de todo miedo no permanecerá, no. el que punza el ojo, sacará lágrimas; y el que punza el corazón, descubre el sentir. El que tira piedra a volátiles, los espanta; y el que oprobia al amigo, deshará amistad. Contra amigo, aunque alzares espada, no desesperes; pues hay vuelta. Contra amigo, aunque abrieres la boca, descuida; pues hay reconciliación; salvo oprobio y soberbia y de arcano revelación y golpe de falsía; en esto huirá todo amigo. Fe gana, en pobreza, para con tu prójimo, a fin de que, en sus bienes, juntamente te llenes; en tiempo de tribulación quédate con él; a fin de que, en su herencia, coheredes. Antes del fuego, vapor del horno y humo; así antes de sangres, contumelias. Al amigo amparar no me avergonzaré y de su faz no me ocultaré, no; aun cuando males me sobrevinieren por él; todo el que lo oyere, se guardará de él. ¿Quién me dará, en mi boca, guarda, y sobre mis labios, sello hábil, para que yo no caiga de ella y mi lengua me pierda? Como corazón de medroso en pensar de fatuo, en todo tiempo no temerá; [así también el que en los preceptos de Dios permanece siempre].

Capítulo 23. Señor, padre y dueño de mi vida, no me abandones, en consejo de ellas; no me dejes caer en ellos. ¿Quién impondrá a mi pensar flagelos, y en mi corazón enseñanza de sabiduría? para que en mis ignorancias, no perdonen, y no se alejen, no, de los pecados de ellas; a fin de que no se multipliquen mis insipiencias y mis pecados se multipliquen; y caiga delante de los adversarios, y se goce sobre mí el enemigo mío. Señor, padre y Dios de mi vida, [no me abandones al pensar de ellos] altanería de ojos no me des, y concupiscencia aparta de mí. De vientre apetito y concúbito no me cojan; y a alma impúdica [y deshonrosa] no me entregues. Enseñanza de la boca oíd, hijos, y el que guardare, no será prendido, no, en sus labios; [y no se escandalizará en obras iniquísimas] será cogido el pecador; y el contumelioso y soberbio se escandalizarán en ellos. A juramento no acostumbres tu boca, [pues muchos han caído por esto] y a nombramiento de lo santo [no te habitúes en tu boca; y a los nombres de lo santo no te mezcles; pues no quedarás inmune]. Pues así como el doméstico torturado continuamente, de cardenal no se minorará; así tampoco el que jura y nombre de continuo, de pecado no se purificará, no. Varón muy jurador, se llenará de iniquidad; y no se apartará de su casa el azote; si prevaricare, su pecado está sobre él; y, si se desentendiere, pecó doblemente. Y, si en vano jurare, no será justificado; pues se llenará de embates su casa. Hay habla del todo comparable a muerte; no se halle en heredad de Jacob; pues de píos todo esto se apartará; y en pecados no se revolverán. A indisciplina impura no acostumbres tu boca; que hay en ella palabra de pecado. Acuérdate de tu padre y madre, pues en medio de magnates te sientas; para que no seas olvidado delante de ellos y por tu costumbre te infatúes; [improperio padezcas] y quieras no haber nacido y el día de tu nacimiento maldigas. Hombre habituado a palabras de contumelia, en todos sus días, no será enseñado, no. Dos clases multiplican pecados, y la tercera atraerá ira: alma cálida, cual fuego encendido, no se apagará, no, hasta ser devorada; hombre fornicario, en cuerpo de su carne, no cesará, no, hasta inflamar fuego; a hombre fornicario todo pan, dulce, y no se cansará, no, hasta terminar, hombre que traspasa su lecho [despreciando y] diciendo en su alma: «¿Quién me ve? Tinieblas, en torno mío, y las paredes me encubren, y nadie me ve; ¿qué temo? De mis pecados no se acordará, no, el Altísimo». Y ojos de hombres, el temor de él [y no entiende que todo lo ve el ojo de él; que arroja de sí al temor de Dios, el temor de hombre tal; y ojos de hombres le temen]. Y no ha conocido que los ojos del Señor, diez mil veces más que el sol luminosos, mirando todos caminos de hombres [y lo profundo del abismo y corazones de hombres] y penetrando en ocultas partes. Antes de ser creadas todas las cosas le son conocidas: así también después de consumadas. Este en vías de ciudad será castigado [y como potro será corrido]; y donde no sospechaba, atado. Así también mujer abandonando al marido y juntando heredero de extraño; pues, primero, en ley de Altísimo desobedeció; y segundo, contra su marido delinquió; y lo tercero, en ramería adulteró y de extraño varón hijos juntó. Esta a congregación se sacará, y sobre los hijos de ella inspección habrá. No se difundirán sus hijos en raíz y sus ramas no darán fruto. Quedará, para maldición, su memoria; y su oprobio no se borrará. Y conocerán los que quedaren, que nada mejor que el temor del Señor, y nada más dulce que adherir a los mandamientos del Señor. {Gloria grande, seguir a Dios; pues longura de días, el que seas acogido por él} [Y será baldón para todos, porque no entendió el temor del Señor].

Capítulo 24. La sabiduría loará su alma; y en medio de su pueblo se gloriará. En congregación de Altísimo su boca abrirá, y delante de sus ejércitos se gloriará; Yo de boca de Altísimo salí; [primogénita ante toda criatura]. [Yo hice en los cielos que naciese luz indesfalleciente] y como niebla cubrí [toda] la tierra; yo, en sumidades habité; y mi trono, en columna de nube; redondez de cielo rodeé sola y por hondura de abismos anduve; en olas de piélago, en toda la tierra, y en todo pueblo y gente poseí; [y de todos los descollantes y humildes los corazones con fuerza hablé] con todo esto reposo busqué; y ¿en heredad de quién moraré? Entonces mandóme el Creador de todo; y el que me creó, reposó mi tienda; y dijo: «En Jacob habita y en Israel hereda [y en mis elegidos echa raíces]. Antes del siglo, al principio me creó, y hasta el siglo, no desfalleceré, no; y en habitación santa ante él ministré y así en Sión me afiancé; en ciudad amada al par me reposó; y en Jerusalén, mi potestad; y radiqué en pueblo glorificado, en parte del Señor, de heredad de él: [y en plenitud de santos es mi morada]. Como cedro, fui exaltada en el Líbano, y como ciprés en montes de Hermón. Como palma fui exaltada en las riberas y como plantas de rosa en Jericó, como oliva vistosa en llanura; y fui exaltada como plátano. Como cinamomo y aspalato de aromas he dado olor y como mirra escogida, esparcido fragancia. Como [estoracte y] gálbano y ónice y estacte, y como de olíbano vapor en pabellón [y como bálsamo no mixto, mi olor]. Yo como terebinto extendí mis ramas; y mis ramas, ramas de gloria y gracia. Yo, como vid, floreciendo gracia; y mis flores, fruto de gloria y de riqueza. Venid a mí, todos los que anheláis, y de mis frutos llenaos; pues mi memoria es, sobre miel, dulce; y mi heredad, sobre de miel panal. Mi memoria en generaciones de siglos. Los que me comen, aún hambrearán y los que me beben, aún tendrán sed. Quien me oye, no será confundido, y quien obra en mí, no pecará. Todo esto, libro de testamento de Dios Altísimo [y conocimiento de verdad]; ley que mandó Moisés [en precepto de justicia] herencia a las congregaciones de Jacob; [y a Israel promesas], la que llena, cual el Fisón, sabiduría, y cual el Tigris, en días de los nuevos; la que rellena, cual el Eufrates, discreción, y cual el Jordán, en días de mieses; la que brota, cual luz, disciplina; [y asistiendo] cual el Gehón, en días de vendimia. No acabó el primero de conocerla; y así el postrero no la escudriñó; que, de mar se ha llenado el pensar de ella; y el consejo de ella, de abismo grande. Y yo, como canal de río [inmenso; yo, como de diluvio canal] salí al paraíso. Dije: «Abrevaré mi huerto, y embriagaré mi era»; Y he aquí que se me ha trocado el canal en río, y mi río se ha trocado en mar. Aún enseñanza, cual alba, iluminaré [para todos] y lo manifestaré hasta a lo lejos. Aún doctrina, como profecía, derramaré, y la dejaré a los que buscan sabiduría; y no cesaré en las progenies de ellos, hasta el siglo santo. Ved que no para mí solo he trabajado, sino para todos los que la buscan. [y en medio de su pueblo se ensalzará; y en muchedumbre santa se la admirará; y en multitud de elegidos tendrá loor; y entre benditos, será bendita, diciendo:] [Quien me ilustra vida eterna tendrá.] [puso a David, su niño, levantar rey de él; fortísimo y en trono de honor sentándose eternamente], [Yo, la sabiduría vertí ríos]. [Penetraré en todas las inferiores partes de la tierra, e inspeccionaré a todos los durmientes, e iluminaré a todos los esperanzados en el Señor].

Capítulo 25. En tres cosas me he hermoseado y alzado hermosa ante el Señor y los hombres: concordia de hermanos; y amistad del prójimo, y mujer y hombre bien avenidos. Y tres linajes ha odiado mi alma, y heme airado sobremanera con la vida de ellos: pobre soberbio, y rico mendaz, viejo adúltero minorado de juicio. En juventud no has recolectado; y ¿cómo has de hallar en tu vejez? ¡Qué bello para canas discreción; y, para viejos, conocer consejo! ¡Cuán bella de ancianos es la sabiduría; y para glorificados, reflexión y consejo! Corona de ancianos es mucha experiencia; y la gloriación de ellos es temor del Señor. Nueve cosas bien consideradas he felicitado en mi corazón; y la décima diré de lengua: hombre que es alegrado en hijos; quien vive y quien ve caída de enemigos; feliz quien habita con mujer discreta; y quien en lengua no se ha derribado; y quien no ha servido a indigno de él; feliz, quien ha hallado sensatez; y quien narra a orejas de oyentes; ¡qué grande, quien ha hallado sabiduría!; empero no hay sobre quien teme al Señor; temor del Señor a todo se ha sobrepuesto; [Feliz el hombre a quien es dado tener temor de Dios]; el que lo tiene ¿a quién se le asemejará? {El temor de Dios, principio de su dilección; pero el principio de la fe se ha de aglutinarle.} Toda plaga, y no plaga de corazón; y toda maldad, y no maldad de mujer! ¡Todo embate, y no embate de odiadores, y toda venganza, y no venganza de enemigos! No hay cabeza sobre cabeza de serpiente; y no hay furor sobre furor de enemigo. Habitar con león y dragón me placerá más que cohabitar con mujer mala. Maldad de mujer muda su aspecto y obscurece su faz como saco. En medio de su prójimo caerá su marido, y, oyendo, suspiró amargamente. Pequeña, toda maldad con maldad de mujer: suerte de pecador caiga sobre ella. Subida arenosa en pies de viejo; así mujer deslenguada para marido tranquilo. No caigas ante hermosura de mujer; y mujer no codicies [por su hermosura]. Ira, y descaro y vergüenza grande, una mujer, si mantiene a su marido. Corazón abatido, y faz triste y llaga de corazón mujer mala; manos débiles y rodillas disueltas; la que no felicitara a su marido. De la mujer, comienzo de pecado, y, por ella, morimos todos. No des, al agua, salida, ni a mujer mala, permiso [de salir]; si no anduviere a mano tuya [te confundirá delante de tus enemigos]; de tus carnes córtala [para que no abuse siempre de ti]. [Toda plaga es tristeza de corazón, y toda malicia, la maldad de la mujer.]

Capítulo 26. De mujer buena, dichoso el marido; y el número de los días de él, doble. Mujer varonil alegra a su marido; y sus años [de vida] llenará en paz. Mujer buena, parte buena; en parte de los que temen al Señor, será dada; [al marido por hechos buenos] y del rico y del pobre el corazón, bueno, en todo tiempo, faz gozosa. De tres cosas se ha guardado mi corazón; y, por la cuarta, de faz he suplicado: calumnia de ciudad, y aglomeramiento de turba, y falsa sentencia: sobre muerte, todo miserable; dolor de corazón y luto, mujer celosa de mujer celosa y flagelo de lengua, con todos comunicándose. Yugo de bueyes sacudido, mujer mala; quien la tiene, como quien coge escorpión. Ira grande, una mujer ebriosa; [y su contumelia] y su torpeza no cubrirá. Ramería de mujer, en alzamiento de ojos y en los párpados de ella se conocerá. Sobre hija sin cesar afianza guarda; a fin de que, hallando descuido, no abuse de sí misma; en pos de inverecundo ojo guárdate y no te admires, si contra ti pensare; cual sediento viajero la boca abre y de toda agua próxima beberán y en frente de toda estaca se sentará, y frente a dardo abrirá carcaj [hasta cansarse]. Gracia de mujer [diligente] deleitará a su marido, y sus huesos engrosará la ciencia de ella, don del Señor, una mujer vallada; y no hay permuta con disciplinada alma. Gracia sobre gracia, una mujer [santa y] pudorosa; y no hay peso todo digno de continente alma. Sol naciendo en las sumidades del Señor, y hermosura de buena mujer, en ornato de la casa de ella. Lámpara esplendiendo sobre candelabro santo, y hermosura de rostro en edad estable. Columnas áureas sobre basa argéntea, y pies graciosos, con pechos bien firmes. En dos cosas se ha afligido mi corazón; y en la tercera, furor me ha sobrevenido: arón guerrero, desfalleciendo de indigencia; y varones juiciosos, cuando se les enloda; el que pasa, de justicia a pecado, el Señor le dispondrá para espada. [Dos especies difíciles, y peligrosas me han parecido]: Difícilmente se evadirá el mercader de delito; y no se justificará el mesonero de pecado. [Cimientos eternos sobre piedra sólida, y mandamientos de Dios en corazón de mujer santa].

Capítulo 27. Por causa de cosas indiferentes muchos han pecado; y el que busca abundar, desviará ojo. En medio de junturas de piedras se clavará estaca; y en media de venta y compra, se entremeterá pecado. Si en temor del Señor no se mantuviere, con empeño, en breve se derruirá su casa. En sacudida de cedazo queda basura; así desechos de hombre, en pensamiento de él. Vasos de alfarero prueba el horno, y tentación al hombre [justo] en su pensamiento. Cultivo de leño manifiesta el fruto de él; así palabra del sentir del corazón de hombre. Antes del habla, no alabes a varón, pues ésta prueba de hombre. Si persiguieres lo justo, cogerás, y te lo vestirás como talar de gloria [y habitarás con ello; y te protegerá eternamente y en el día de la cognición, hallarás afianzamiento]. Volátiles con sus semejantes habitarán; y verdad a los que la obran retornará. León presa asecha; así pecados a los que obran lo injusto. Narración de pío, siempre sabiduría [como el sol]; pero el insensato, como luna, cambia. En medio de dementes, guárdate [palabra para] tiempo; pero en medio de reflexivos, perdura. Narración de fatuos es abominación, y la risa de ellos es sensualidad de pecado. Habla de jurador erizará cabellos, y riña de ellos, obturación de orejas. Efusión de sangre, riña de soberbios, y el ultrajamiento de ellos, oída miserable. El que revela secretos [de amigo] ha perdido fe; y no hallará, no, amigo para su alma. Ama al amigo y fíate de él; pero, si revelares sus secretos, no persigas, no, en pos de él. Pues así como ha perdido el hombre a su enemigo así ha perdido la amistad de su prójimo y, como un volátil de tu mano has suelto; así has despedido al prójimo, y no le cogerás. No le sigas; que lejos está de ti; y ha huido, cual corza de lazo. Porque herida hay como vendar; y, de contumelia, hay reconciliación; pero quien ha revelado secretos [del amigo] ha desesperado. El que guiña de ojo, maquina males; y nadie le apartará de ello; frente por frente de tus ojos, endulzará tu boca, y de tus palabras se maravillará; mas, al fin pervertirá su boca, y en tus palabras dará tropiezo. Muchas cosas he aborrecido y no igualado a él; y el Señor le aborrecerá. Quien tira piedra a lo alto, sobre su cabeza la tira; y llaga dolosa [del doloso] abrirá heridas. Quien cava hoyo en él caerá, [y quien pone piedra al prójimo, tropezará en ella] y quien arma lazo, en él se prenderá. Quien hace cosas malas, sobre él rodarán; y no conoce, no, de donde le vienen. Mofa e improperio, de soberbios; y la vindicta, como león, le asechará. Con lazo serán cogidos los que se alegran de la caída de los píos; y dolor los consumirá antes de su muerte. Rencor e ira; también éstas son abominaciones; y varón pecador está sujeto a ellas. [Se quebrantará; con el delincuente el delito].

Capítulo 28. Quien se venga, de parte del Señor hallará venganza, y los pecados de él, afianzando, afianzará. Perdona injuria a tu prójimo; y entonces, deprecando tú, tus pecados se desatarán. Hombre a hombre guarda ira; ¿y, del Señor, busca sanidad? Con hombre símil a él no tiene piedad ¿y por sus pecados depreca? El mismo, carne siendo, conserva rencor [y propiciación pide a Dios] ¿quién propiciará sus pecados? Rememora los novísimos y deja de enemistarte; putrefacción y muerte; y permanece en mandamientos. Rememora mandamientos y no te encolerices contra el prójimo y testamento del Altísimo; y desentiéndete de ignorancia. Abstente de riña, y minorarás pecados; pues hombre iracundo encenderá riña; y varón pecador conturbará amigos; y en medio de pacíficos arroja calumnia. Según la materia de fuego, así se inflamará; según la fuerza del hombre, su furor será; y, según su riqueza; alzará su ira; y según la firmeza de la riña, se inflamará. Contienda apresurada enciende fuego; y riña, apresurándose, derrama sangre. Si soplares sobre la chispa, se inflamará, y si escupieres sobre ella, se apagará; y ambas cosas de tu boca salen. A susurrador y bilingüe maldecid; pues a muchos pacíficos han perdido. Lengua tercera a muchos ha sacudido y dispersado de gente en gente y ciudades fortificadas arrasado y casas de magnates derribado; Lengua tercera a mujeres varoniles ha lanzado y privádolas de sus labores; quien atiende a ella, no hallará, no, reposo, ni habitará con tranquilidad. Golpe de azote hace cardenales; y golpe de lengua, destrozará huesos. Muchos han caído de boca de cuchilla, y no como los caídos por lengua. Feliz el protegido contra ella; el que no ha pasado por su furor; el que ha arrastrado su yugo; y en sus ataduras, no ha sido ligado. Pues su yugo, yugo férreo, y sus ataduras, ataduras broncíneas. Muerte mala, su muerte; y provechoso más al infierno que ella. [La perseverancia de ella, no permanecerá]. No señoreará, no, a los píos, y en la llama de ella no se quemarán. Los que abandonan al Señor, caerán en ella; y en ellos arderá, y no se extinguirá, no; enviada será sobre ellos, cual león, y, cual pantera, los maltratará. He aquí valla tu posesión con espinas; [y lengua perversa no oigas] tu plata y oro ata; y a tus palabras haz balanza y platillo; y a tu boca haz [frenos rectos] puerta y cerrojo. Atiende; no sea que resbales en ella; no caigas frente a frente del asechador [y sea tu caída insanable hasta la muerte].

Capítulo 29. Quien hace misericordia, prestará al prójimo; y quien se fortalece de su mano, guarda mandamientos. Presta al prójimo en tiempo de su necesidad; y a su vez vuelve al prójimo, a su tiempo; afianza palabra y asegúrate con él; y en todo tiempo hallarás tu necesidad. Muchos como hallazgo han estimado un préstamo; y ocasionado trabajo a los que les han ayudado. Hasta recibirlo besará mucho su mano, y, ante los bienes del prójimo; humillará en voz; y, en tiempo de devolución, postergará el plazo y devolverá palabras de desazón, y el tiempo culpará. Si pudiere [empero, devolver, se negará y] apenas devolverá la mitad, y lo considera como hallazgo. Pero, si no, le ha defraudado de sus bienes; y se lo ha ganado por enemigo, no en vano: maldiciones e improperios le devolverá; y, en vez de gloria le dará ignominia. Muchos, por causa de maldad, se han retraído: de ser despojados en vano; se han precavido. Empero, con humilde longanímate y a limosna le atraerás. Por causa de mandamiento, acoge al pobre, y según su indigencia, no le despidas vacío. Pierde dinero por hermano y amigo; y no se enmohezca, debajo de la piedra en perdición. Pon tu tesoro según mandamientos del Altísimo; y te aprovechará más que el oro. Encierra limosna en tus recámaras; y ella te sacará de todo mal. Sobre escudo de poder, y sobre lanza de fuerza, frente por frente del enemigo, guerreará por ti. Varón bueno afianzará al prójimo; y quien ha perdido pudor, le abandonará. Gracia de afianzador no olvides; pues ha dado su alma por ti. Lo bueno del afianzador destruirá el pecador y el ingrato en mente abandonará al que le libra. Fianza [perversísima] a muchos ha perdido bien enderezados; y agitádolos, como ola de mar; varones poderosos han trasmigrado; y han vagado en gentes extrañas. Pecador, cayendo en fianza y persiguiendo especulaciones, caerá en juicios. Acoge al prójimo, según tu fuerza, y guárdate de no caer. Principio de vida: agua y pan; y vestido y casa cubriendo torpeza. Mejor, vida de pobre bajo techumbre de vigas que comidas espléndidas en lo ajeno [sin hogar]. Con poco y mucho contento ten, e improperio de peregrinación no oirás. Vida mala, de casa en casa; y donde se hospedare, no abrirá boca. Hospedarás y darás [de comer y] de beber para lo desagradecido y, además, lo amargo oirás: «Vamos huésped, pon la mesa, y da de comer a los otros lo que tienes a mano». «Sal, huésped, de faz de gloria: se me ha hospedado el hermano; necesidad de la casa». Graves estas cosas para hombre temiendo acuerdo: increpación de casa e improperio de prestador. [Del afianzador huirá el pecador y el injusto.] [Un varón afianza a su prójimo; y cuando perdiere el respeto, será abandonado de él.]

Capítulo 30. Quien ama a su hijo, le asiduará azotes, para que alegre sus postrimerías [y no golpee a las puertas de los prójimos]. Quien enseña a su hijo, medrará en él, y en medio de los conocidos, de él se gloriará. Quien educa a su hijo, encelará al enemigo; y delante de amigos, alborozaráse en él. Falleció su padre; y como si no hubiera fallecido; pues un semejante a sí dejó tras sí. En su vida vio, y alegróse; y en su fallecimiento no se contristó [ni confundió ante sus enemigos]. Contra enemigos ha dejado vengador, y a los amigos retribuidor de gracia. Por almas de hijos vendará sus heridas; y, a cada clamor se turbarán sus entrañas. Bridón no domado sale duro; e hijo disoluto deviene desenfrenado. Lacta a tu hijo y te espantará; juégate con él, y te entristecerá. No te rías con él, para no dolerte con él y al fin, se te destemplen los dientes. No le des libertad en juventud; [y no desprecies sus ignorancias]. Abruma sus costados, cuando es pequeñuelo; no sea que, endurecido, te desobedezca [y te será dolor del alma]. Cría a tu hijo y trabaja en él; para que, en vergüenza tuya, no ofenda. Mejor, pobre sano y robusto de complexión, que rico plagado en su cuerpo. Salud y bienestar, mejor que todo oro; y cuerpo bien sano que bienes desmedidos. No hay riqueza mejor que la salud del cuerpo; y no hay alegría sobre gozo del corazón. Mejor muerte, sobre vida amarga y reposo eterno que dolencia duradera. Cosas buenas derramadas sobre boca cerrada, colocaciones de alimentos puestas sobre sepulcro. ¿Qué aprovecha sacrificio a ídolo? pues no comerá ni olerá, no; así también el perseguido del Señor [llevando galardones de iniquidad]. Viendo en ojos, y gimiendo; al modo que un eunuco, abrazando doncella, y gimiendo. No des a tristeza tu alma; y no te atribules a ti mismo en tu consejo. Alegría de corazón, vida de hombre; [y tesoro sin falta, de santidad] y alborozo de varón, longevidad. Ama a tu alma, y consuela a tu corazón, y tristeza lejos lanza de ti. Que a muchos ha muerto la tristeza, y no hay provecho en ella. Celo y furor minoran días; y, antes de tiempo, vejez trae cuita. Espléndido corazón y bueno, de comidas de sus viandas cuidará. [La salud del alma en santidad de justicia mejor es que todo oro y plata].

Capítulo 31. Insomnio de riquezas consume carnes; y la cuita de ellas aleja el sueño; cuita de insomnio pedirá dormitación; y a enfermedad grave despertará el sueño. Trabajó el rico en acumulamiento de bienes, y en el reposo, se llena de sus delicias; trabajó el pobre, en aminoramiento de vitualla, y, en el reposo indigente se hace. Quien ama oro, no será justificado; y quien persigue corrupción, él se llenará. Muchos han dado en caída por causa de oro; y fue hecha la perdición de ellos, a faz de ellos. Leño de tropiezo es [el oro] a los que le sacrifican; [¡ay de los que le siguen!] y todo insensato será prendido en él. Bienaventurado, el rico, a quien se halló inmaculado; y quien tras el oro no fue; [ni esperó en dinero y tesoros] ¿quién es y le felicitaremos? que ha hecho maravillas en su pueblo. ¿Quién fue probado en él, y perfecto? Y sea en glorificación. ¿Quién pudo transgredir, y no transgredió, y hacer mal, y no hizo? Afianzados serán sus bienes, y sus limosnas narrará [toda] congregación [de santos]. ¿A mesa grande estás sentado? No abras [primero] sobre ella tu garganta, y no digas: «Mucho a fe lo sobre ella». Acuérdate de que cosa mala, ojo maligno; cosa más maligna que ojo ¿qué ha sido hecho? Por esto, a toda faz lágrima. A donde mirares, no extiendas la mano; [y de envidia contaminado, te ruborices] y no te estreches con él en la escudilla. Piensa lo del prójimo por ti mismo; y en toda cosa repiensa. Come, cual hombre [frugal] lo puesto ante ti; y no devores, para que no se te odie; Acaba primero, en razón de disciplina; y no insaciabilices; no sea que ofendas. Y, si en medio de muchos te has sentado, primero que ellos no extiendas tu mano [ni primero pidas de beber]. ¡Cómo basta a hombre disciplinado lo poco [de vino]; y en su lecho no anhela! sueño de sanidad en intestino moderado; se levantó temprano, y su alma con él. Trabajo de insomnio y de cólera, y retorcimiento, con varón insaciable; Y si fueres obligado en comidas, levántate yendo por en medio, y reposa [vomita y te aliviará y no contraerás en tu cuerpo enfermedad]. Óyeme, hijo, y no me desprecies; y al último hallarás mis palabras: en todas tus obras sé experto, y toda enfermedad no te sobrevendrá, no. A espléndido en panes bendecirán labios [de muchos]; y testimonio de su hermosura, fiel. A malo en pan murmurará la ciudad; y el testimonio de su maldad, exacto. En vino no hombrees; que a muchos ha perdido el vino. Horno prueba temple, en inmersión; así vino corazones en contención de soberbios. Igualdad de vida, el vino para el hombre, si lo bebieres con medida de él. ¿Qué vida, al que se minora con vino? Y el vino fue creado para alegría para los hombres [y no para ebriedad] desde el principio. Alborozo de corazón y alegría de alma, vino bebido, en sazón, el suficiente. Amargura de alma; vino bebido mucho, en irritación y contención. Multiplica ebriedad furor de insensato, en ofensión, minorando fuerza y añadiendo heridas. En simposio de vino no reconvengas al prójimo, y no le menosprecies en su alegría. Palabra de improperio no le digas; y no le atribules en petición. [¿Qué defrauda de la vida? La muerte]. [Sanidad es de alma y corazón; vino moderadamente bebido].

Capítulo 32. ¿Príncipe te han constituido? No te alces; sé, entre ellos, como uno de ellos; atiéndelos, y, así, siéntate; y habiendo toda tu obligación hecho, recuéstate; para que seas alegrado por ellos; y por ornato recibas corona [y dignación consigas de la congregación]. Habla, anciano; pues a ti corresponde [la primera palabra], con exacta ciencia; y no impidas músicas. Donde, [no] oída, no derrames habla; y extemporáneamente no sapiencees. Sello de rubí en ornato áureo, [y] concierto de músicos en simposio de vino; en aderezo áureo, sello de esmeralda, cantar de músicos, con agradable [y moderado] vino. Habla jovencillo, si necesidad de ti, apenas; Dos veces si se te preguntare; resume la palabra: un poco, mucho; sé como quien conoce y a la vez calla. En medio de magnates no te iguales a ellos; y, otro diciendo, no mucho parles. Ante trueno precipítase relámpago; y ante verecundo precederá gracia. [Y por la reverencia se te añadirá buena gracia]. A hora levántate, y no te rezagues; corre a casa y no ociosees; allí juega y has tus pensares; y no faltes con palabra soberbia. Y en estas cosas bendice a quien te hizo, y embriágate de sus bienes [todos]. El que teme al Señor, recibirá enseñanza; y los que madrugan, hallarán beneplácito; el que busca la ley, se llenará de ella; y el que simula, se escandalizará en ella; los que temen al Señor, hallarán juicio, y justificaciones cual lumbre encenderán. Hombre pecador declina corrección; y, según su voluntad, hallará comparación. Varón de consejo no se desentiende, no, de consideración; extraño y soberbio no se amedrentará a temor. [Hijo mío.] Sin consejo nada hagas, y de tu hacer no te pesará. En vía de hundimiento no vayas, y no tropezarás en pedregales; no confíes en vía inexplorada; [no pongas a tu alma escándalo] hasta de tus hijos y de tus domésticos precávete. En toda obra cree [de fe en tu alma]; pues que esto es guarda de mandamientos. El que cree en la ley, adhiere a los mandamientos, y el confiado en el Señor no será minorado. [Oye callando y, por tu reverencia, se te añadirá gracia buena]. aún, después de hacer ante sí, sin consejo [y por sus deliberaciones será argüido].

Capítulo 33. Al que teme al Señor, no ocurrirá mal, sino que en tentación [Dios le conservará] también de nuevo librará [de males]. Varón sabio no odiará ley [y justicias]; pero el que simula en ella, es como navío en tormenta. Hombre sensato creerá a ley, y la ley, fiel a él, como consulta de justos. Prevén palabra; y así, serás oído; liga doctrina, y responde. Rueda de carro, entrañas de fatuo; y, como eje girando, su pensar. Bridón a ayuntamiento cual amigo burlón; bajo todo cabalgante, relincha. ¿Por qué día a día supera, y toda luz de día de año, del sol? En ciencia del Señor han sido separados; [hecho el sol y precepto guardando] y ha distinguido tiempo y fiestas [y en ellas días festivos han celebrado hasta la hora]. De entre ellos enalteció y santificó; y de entre ellos puso en número de días. Y hombres todos, de suelo; y de tierra creado fue Adán; en muchedumbre de ciencia el Señor los ha separado y diferenciado los caminos de ellos; de entre ellos ha bendecido y enaltecido, y de entre ellos santificado y a sí acercado; de ellos maldecido y humillado y derribádolos, después de apostasía de ellos. Como barro de alfarero [que lo plasma y dispone] en mano de él, todas las vías de él, según su beneplácito; así hombres en mano del que los hizo, para retribuirles según su juicio. Ante lo malo, lo bueno; y ante la muerte, la vida; así ante pío, un pecador. Y así mira tú todas las obras del Altísimo: dos, dos; uno ante uno. Y yo postrero he despertado, cual espigador, en pos de segadores; en bendición del Señor heme llegado; y cual vendimiador, llenado lagar. Entended que no para mí solo he trabajado, sino para todos los que buscan enseñanza. Oídme magnates de pueblo; y, los príncipes de congregación, escuchad: A hijo y a mujer, a hermano y a amigo no des potestad sobre ti en tu vida; y no des a otros tus haberes, para que, arrepentido no ruegues acerca de ellos. Mientras aun vivas y hálito en ti, no te traspases a toda carne. Pues mejor es que los hijos te rueguen que mirar tú a las manos de tus hijos. En todas tus obras hazte superior; no des tacha en tu gloria. En día de consumación de días de tu vida, y a tiempo de fallecimiento reparte herencia. Pienso, y vara y cargas, al asno; pan y enseñanza y labor, al doméstico. Trabaja en niño, y hallarás reposo; aflójale manos y buscará libertad. Yugo y correa doblarán cerviz; [y al siervo inclinan operaciones asiduas] y a doméstico malévolo, torceduras y tormentos; lánzale a trabajo, para que no haraganee; que mucha maldad ha enseñado la haraganería; a labores pon, según le conviene; y, si no se sujetare, grava sus pies. Y no te excedas en toda carne; y sin juicio no hagas nada [grave]. Si tienes doméstico [fiel] sea [te] como tu alma, como a hermano tuyo trátale pues, en tu sangre le has adquirido; si tienes doméstico, trátale como a ti mismo; porque, como tu alma, necesitarás de él; si le maltratares, alzando se huirá; ¿en qué camino le buscarás?

Capítulo 34. Vanas esperanzas y mentidas a ininteligente varón; y sueños remontan a insensato. Como quien coge sombras y persigue viento; así quien atiende a los sueños [mendaces]. Esto según esto, visión de sueños: ante rostro semejanza de rostro. Por impuro ¿qué se depurará? y por mentira ¿qué se verificará? Adivinación [de error] y augurios [mendaces] y sueños [de los que mal hacen] vanos son; y como parturienta fantasea un corazón. Si de Altísimo ello no fuere enviado en visitación, no le des tu corazón; a muchos han engañado los sueños; y se han caído esperando en ellos. Sin mentira se consumará la ley; y sabiduría a boca fiel consumación. [Quien no ha sido tentado, ¿qué sabe?] Varón enseñado [en muchas cosas y que mucho ha aprendido] conoce mucho; y el muy experto narrará discreción. Quien no ha sido tentado, poco sabe, pero, quien ha errado, multiplicará habilidad. Mucho he visto en mi errabundez; y cosa mayor que mis palabras, mi entendimiento: A menudo hasta muerte he peligrado, y salvádome por medio de esto. Espíritu de los que temen al Señor, vivirá, [y en presencia de él será bendito]; pues la esperanza de ellos, en él que les salva [y los ojos de Dios, en los que le aman]; quien teme al Señor, no se amedrentará, no, y no se aterrará, no; pues él es su esperanza. Del que teme al Señor, bienaventurada el alma; ¿a quién atiende, y quién su contra afianzamiento? Los ojos del Señor, sobre los que le aman es escudamiento de potencia, y afianzamiento de fuerza, amparo de ardor y amparo de mediodía; guarda de tropiezo y ayuda de caído, exaltando alma e iluminando ojos; sanidad dando, vida y bendición. Quien sacrifica de lo injusto oblación irrisoria; y no para beneplácito, irrisiones de inicuos. No se complace el Altísimo en oblaciones de impíos [ni mira a oblaciones de inicuos] ni en muchedumbre de sacrificios [de ellos] reconcíliase con pecados. Victima a hijo delante de su padre, quien ofrenda sacrificio de bienes de pobres. Pan de indigentes, vida de mendigos; quien la defrauda, hombre de sangres. Mata al prójimo, quien quita sustento, y derrama sangre, quien defrauda jornal de jornalero. Uno el que edifica, y uno el que destruye ¿qué aprovechan más que el trabajo? uno, el que ora y uno el que maldice, ¿de cuya voz oirá el Dominador? Quien se lava de un muerto y de nuevo le toca ¿qué aprovecha su lavado?; así un hombre que ayuna en sus pecados, y de nuevo va y lo mismo hace; su oración ¿quién oirá? ¿y qué ha aprovechado humillándose? [Quien no ha sido tentado ¿qué sabe? Quien ha sido engañado, estará lleno de astucia]. [El Señor, sólo con los que le aguardan en camino de verdad y justicia].

Capítulo 35. Quien guarda la ley multiplica las oblaciones; sacrifica pacífico, quien observa los mandamientos [y se aparta de toda iniquidad]. Quien retribuye la gracia, ofrenda harina flor, y quien hace limosna, sacrifica de loor [apartándose de la injusticia]. Beneplácito del Señor, apartarse de la maldad, y propiciación, apartarse de la injusticia. No aparezcas, a faz del Señor, vacío; pues todo esto en razón de mandamiento. Oblación de justo larda [engrasa] altar; y la fragancia de ella, ante el Altísimo. Hostia de varón justo es grata, y la memoria de ella no será olvidada. En buen ojo glorifica al Señor; y no disminuyas primicia de tus manos. En toda dádiva, serena tu faz; y, en alegría santifica diezmo. Da al Altísimo, según su dádiva, y, en buen ojo hallazgo de mano; que el Señor retribuidor es, y el séptuplo te retribuirá. No cercenes don; pues no lo acogerá. Y no atenderá a hostia injusta; porque el Señor, juez es; y no hay, ante él aceptación de persona. No aceptará persona contra pobre; y súplica de agraviado. No despreciará, no, deprecación de huérfano, ni de viuda, si derramare habla [de gemido]. ¿Acaso lágrimas de viuda a mejilla no descienden, y el clamor contra el que las baja? Quien sirve [a Dios] en complacencia será acogido; y su plegaria hasta las nubes tocará; oración de humilde nubes traspasó, y hasta allegarse, no será, no, revocada; y no se retirará, no, hasta mirarla el Altísimo, y juzgará justamente y hará juicio. Y el Señor no tardará, no; y no longanimará, no, con ellos, hasta que quebrantare lomo de inmisericordiosos. Y a las gentes retribuirá vindicta, hasta quitar muchedumbre de ultrajadores, y cetros de injustos quebrantar; hasta retribuir al hombre según sus actos, y las obras de los hombres, según los pensamientos de ellos; hasta juzgar el juicio de su pueblo y alegrarles en su misericordia. Hermosa, misericordia en tiempo de su tribulación, cual nubes de lluvia en tiempo de sequía. [Pues, de la mejilla, sube al cielo, y el Señor, escuchador, no se deleitará en ella].

Capítulo 36. Apiádate de nosotros, dominador, Dios de todas las cosas y míranos [y muéstranos la luz de tus piedades] y envía tu temor sobre todas las gentes [que no te han buscado; para que conozcan que no hay Dios, sino tú y narren tus maravillas]. Levanta tu mano sobre gentes extrañas y vean tu poderío. Así como a faz de ellas fuiste santificado en nosotros; así, a faz de nosotros, seas engrandecido en ellas; y reconózcante, tal como también nosotros hemos reconocido que no hay Dios fuera de ti, Señor. Renueva señales, y muda maravillas; glorifica mano y brazo diestro; excita furor, y derrama ira; quita adversario, y extirpa enemigo. Apresura tiempo, y acuérdate del juramento, y nárrense tus maravillas. En ira de fuego devorado sea el que ha salvado; y los que agravian a tu pueblo hallen perdición. Quebranta cabezas de príncipes enemigos, que dicen: «No hay sino nosotros». Congrega todas las tribus de Jacob [porque conozcan que no hay Dios sino tú, y narren tus maravillas] y las heredarás como desde principio. Apiádate del pueblo, Señor, llamado de tu nombre, y de Israel a quien al primogénito has igualado. Compadece a la ciudad de tu santificación, Jerusalén, ciudad de tu reposo. Llena a Sión del cúmulo de tu fuerza, y, de la gloria tuya a tu pueblo. Da testimonio a las en principio, criaturas tuyas; y despierta profecías las en tu nombre. Da galardón a los que te aguardan; y tus profetas sean creídos. Escucha, Señor, la plegaria de tus suplicantes, según la bendición de Aarón sobre tu pueblo; [y dirígenos por vía de justicia] y conocerán todos los sobre la tierra que el Señor eres, el Dios de los siglos. Toda vianda comerá el vientre; pero hay vianda más hermosa que vianda. El paladar gusta viandas de caza; así corazón discreto, palabras mentidas. Corazón perverso dará tristeza; y hombre muy experto le retribuirá. A todo varón recibirá la mujer; pero hay hija mejor que hija. Hermosura de mujer serena el rostro, y todo anhelo de hombre sobrepasa. Si hay en lengua de ella misericordia y mansedumbre, no es su marido según hijos de hombres. Quien se gana mujer empieza ganancia, ayuda para sí y columna de reposo. Donde no hay cerca, despejada será posesión; y donde no hay mujer, gemirá errante. Pues ¿quién se fiará de bien ceñido ladrón, engañando de ciudad en ciudad? Así de un hombre que no tiene nido y pernocta donde le anochece.

Capítulo 37. Todo amigo dirá: «Amistado estoy yo también con él»; empero es amigo, de nombre sólo amigo: ¿Acaso pesar en esto no hay a muerte: compañero y amigo convertido en enemistad? ¡Oh mal pensar! ¿de dónde has rodado a cubrir la seca [maldad y] en falsía? Un compañero de amigo, en alegría, goza y en tiempo de tribulación, estará en contra; un compañero con amigo trabajará, en razón de vientre; en frente de guerra, cogerá broquel. No olvides al amigo en tu alma; y no te desacuerdes de él en tus bienes. Todo consejero ensalza consejo; empero está aconsejando para sí mismo. De consejero guarda tu alma, y conoce primero qué ha menester; pues también él ha de aconsejar para sí; no sea que eche sobre ti suertes, y te diga: «Hermoso, tu camino»; y se pondrá en frente a ver lo que te ha de pasar. No te aconsejes con los que mal te miran, y a los que te celan oculta consejo: [Con varón irreligioso trata de santidad, y con injusto, de injusticia;] con mujer de rival de ella; y con cobarde, de guerra; y con mercader de permuta, y con comprador, de venta; con envidioso, de agradecimiento; y con inmisericordioso, de beneficencia, [con deshonesto, de honestidad], con perezoso, de toda labor; y con jornalero extraño, de consumación; a doméstico haragán, de mucha operación —no te atengas a estos acerca de todo consejo; sino que con varón pío perdura, a quien conocieres observa mandamientos, quien, en su alma según tu alma y si cayeres [en tinieblas] se condolerá contigo. Y consejo de corazón estabiliza; pues no hay para ti uno más fiel que él; pues alma de varón [santo] anunciar a voces ha solido que siete atalayas sobre alturas puestos en atalaya. Y en todo esto ruega al Altísimo que enderece en verdad tu camino. Principio de obras, palabra [veraz] y ante todo esto, consejo [estable]. Huella de mudanza de corazón: cuatro partes brota: bueno y malo, vida y muerte; y dominando asiduamente de ellas la lengua está. Hay varón hábil y de muchos enseñador; y para la propia alma inútil es. [Varón perito a muchos enseñó y para su alma blando es]. Hay quien argucia en palabras, odioso; éste de todo alimento será privado, pues no le ha sido dada del Señor, gracia; porque de toda sabiduría se le ha destituido. Hay sabio para la propia alma, y los frutos de su discreción en boca fieles. Varón sabio a su pueblo enseñará; y los frutos de su discreción fieles. Varón sabio se llenará de bendición; y le felicitarán todos los que ven. Vida de varón en número de días; y los días de Israel, innúmeros. El sabio en su pueblo heredará la fe, y su nombre vivirá por el siglo. Hijo, en tu vida tienta a tu alma y ve qué de malo para ella, y no le des; pues no todo a todos conviene; y no toda alma en todo se complace. No te insaciabilices en toda delicia, y no te derrames sobre viandas; que en muchos alimentos hay trabajo; y la insaciabilidad se allegará a cólera. Por insaciabilidad muchos han finado; pero el que se modera, añadirá vida.

Capítulo 38. Honra al médico, por las necesidades; con los honores de él; que también a él creó el Señor; porque del Altísimo es [toda] la cura; y de rey recibirá galardón. Saber de médico exaltará su cabeza; y delante de magnates, será admirado. El Señor ha creado, de la tierra; medicamentos; y varón cuerdo no los aborrecerá. ¿No fue por leño endulzada el agua, para que se conociese la virtud de él? Y él dio a los hombres saber, para que fuese glorificado en sus maravillas. En ellas ha curado y quitado su trabajo. El ungüentario en éstas hará mixturas [de suavidad, y ungüentos hará de sanidad]; y no acabará, no, sus labores; y paz de él es sobre la faz de la tierra. Hijo, en tu enfermedad no te descuides, sino ora al Señor, y él te sanará. Aparta prevaricación, y endereza manos, y de todo pecado purifica el corazón; da fragancia y memorial de harina flor y engruesa oblación; como si no existieses. Y a médico da lugar; pues también a él ha creado el Señor; y no se aparte de ti, pues también de él, necesidad. Hay tiempo, cuando asimismo en manos de ellos, prosperidad; pues asimismo ellos al Señor deprecarán para que les prospere alivio y sanidad, en razón de subsistencia. El que peca delante de quien le hizo, caiga en manos de médico. Hijo, sobre muerto derrama lágrimas y, como quien cosas terribles padece, rompe en llanto; y, según el juicio de él, cubre su cuerpo y no te desentiendas de su sepultura; amarga plañido y enardece llanto; y haz el luto, según la dignidad de él día uno; o dos, en razón de maledicencia; y consuélate de la tristeza; que de tristeza procede muerte; y tristeza de corazón doblegará fuerza; en retraimiento avanza también tristeza; y vida de pobre según corazones. No des a tristeza tu corazón; apártala, acordándote de los novísimos; no te olvides; pues no hay regreso; y a éste no aprovecharás y a ti mismo maltratarás. Acuérdate de que su juicio, así como también el tuyo: a mí ayer, y a ti hoy. En reposo de muerto, reposa tú su memoria; y consuélate de él, en salida de su espíritu. Sabiduría de escriba, en buena sazón de ocio; y el minorado en su trabajo, sapienciará. ¿Cómo sapienciará, quien empuña arado, y se gloría en asta de aguijón, bueyes arrea y trata en labores de ellos; y su conversación en hijos de toros? Su corazón dará a sacar surcos, y sus desvelos en engordas de becerras. Así todo artesano y arquitecto, el que de noche como de día pasa; los que esculpen esculturas de sellos, y su esmero, mudar variedad; su corazón dará a asemejar pintura; y sus desvelos, consumar la obra. Así el broncero, sentado a par del yunque y aprendiendo con tosco hierro; vapor de fuego endurecerá sus carnes; y en calor de horno luchará; voz de martillo reherirá su oreja, y frente por frente de modelo de vaso, sus ojos; su corazón dará a consumación de obras, y sus desvelos, ornar en consumación. Así el alfarero, sentado a par de su obra, y volviendo con sus pies la rueda; el que en cuidado yace de continuo junto a su obra; y numerada toda su operación; en su brazo plasmará barro, y a sus pies encorvará su fuerza; corazón aplicará a consumar untamiento; y sus desvelos, purificar horno. Todos estos en sus manos han confiado, y cada uno en su obra es sabio; sin ellos, no se edificará ciudad; y no habitarán en ella, ni andarán; [. . .] y en congregación no sobre saldrán; sobre silla de juez no se sentarán, y pacto de juicio no entenderán; y no manifestarán, no, justicia y juicio; y en parábolas no serán hallados; sino que criatura de siglo guardarán; y sus votos en operación de arte.

Capítulo 39. Solo el que ha dado su alma y escudriña en ley del Altísimo. Sabiduría de todos los antiguos indagará, y en profecías se ocupará; narraciones de varones nombrados conservará; y en vueltas de parábolas penetrará a la vez. reconditeces de proverbios indagará; y en enigmas de parábolas versará. En medio de magnates ministrará y ante príncipes parecerá; en tierra de extrañas gentes atravesará; pues bueno y malo en hombres tentó {probó}. Su corazón entregará a madrugar al Señor que le hizo; y ante el Altísimo deprecará. Y abrirá su boca en oración; y por sus pecados deprecará. Si, Señor, el grande quisiere, de espíritu de discreción se llenará. Él lloverá palabras de su sabiduría; y, en oración confesará al Señor. Él endereza su consejo y saber, y en sus reconditeces escudriñará. Él muestra enseñanza de su doctrina, y en ley de testamento del Señor se gloriará. Alabarán su discreción muchos; hasta el siglo no se borrará. No se apartará su memoria; y su nombre vivirá por generaciones de generaciones. Su sabiduría narrarán gentes; y su loor anunciará congregación. Si permaneciere nombre dejará más que millares; y si reposare, le aprovecha. Todavía, tras de meditar, narraré; y, cual luna llena, me he repletado. [En voz dice:] Escuchadme, hijos santos, y germinad, cual rosa nacida sobre arroyo de campo; y, cual olíbano trascended a fragancia; y florad flor, como azucena; difundid fragancia, y entonad cantar. Bendecid al Señor en todas sus obras; dad a su nombre magnificencia, y confesad en su loor: en cánticos de labios y en cíniras; y así diréis en confesión: «Las obras del Señor todas; ¡qué hermosas terriblemente! y todo precepto, en su tiempo será; que todas las cosas, en su tiempo se buscarán. En su palabra, detúvose, como acervo, el agua, y, en habla de su boca, receptáculos de aguas. En su precepto, todo beneplácito y no hay quien aminore la salud de él. Obras de toda carne, a faz de él, y no hay ocultarse de sus ojos. Del siglo al siglo miró; y nada hay de maravilloso delante de él. No hay decir: «¿Qué, esto?, ¿A qué esto?» Pues todas las cosas para las necesidades de ellas creadas fueron. Su bendición, como río, ha inundado; y como cataclismo, la árida embriagado; así su ira gentes [que no le han buscado] heredarán; cual convirtió aguas en salmuera [y se secó la tierra] y sus vías, para los santos rectas; así, para los inicuos tropezaduras, [en su ira]. Lo bueno para los buenos creado fue, del principio; así para los malos, [lo bueno], lo malo. Principio de toda necesidad, para vida de hombre: agua, fuego, y hierro, y sal, y harina flor, trigo y miel y leche, sangre de uva y aceite y vestido; esto todo, a los santos, en bien; así a los pecadores se volverá en mal. Hay espíritus que, para vindicta, han sido creados; y en su furor afirmaron sus azotes; y en tiempo de consumación fuerza derraman; y el furor del que los hizo calmarán. Fuego y granizo, y hambre y muerte, todo esto en vindicta, ha sido criado; de fieras dientes, y escorpiones, y víboras y espada vindicando en perdición, a impíos. En su mandato se alegrarán; y sobre la tierra a necesidades se prepararán; y en sus tiempos no traspasarán orden. Por esto, de principio, confirméme, y escudriñé y en escritura dejé. Las obras del Señor son todas buenas; y a toda necesidad, en hora de ella, proveerá; y no hay {para} decir: «Esto, peor que esto»; pues todo a tiempo, se celebrará. Y ahora en todo corazón y boca himnodiad y bendecid el nombre del Señor.

Capítulo 40. Afán grande ha sido creado a todo hombre; y yugo pesado, sobre hijos de Adán, desde el día de la salida del vientre de su madre, hasta el día de sepultura en la madre de todos: sus pensamientos y temor de corazón; cuidado de expectación; día de muerte; desde el sentado sobre trono en gloria, y hasta el humillado en tierra y ceniza; desde el que lleva jacinto y corona, y hasta el envuelto en lino crudo: furor y celo, y turbación y fluctuación; y temor de muerte y rencor y contienda, y en tiempo de reposo en lecho, sueño de noche altera su conocimiento. Poco, cual nada, en reposo; y luego, en sueños, como en día de atalaya; conturbado en visión de su corazón; como huido a faz de guerra; a punto de su salvación despertó, y maravillándose del ningún temor. Con toda carne, de hombre a bestia; y sobre pecadores, el séptuplo de esto: muerte, y sangre, y contienda y espada; sobre los inicuos se ha creado todo esto; y por ellos se hizo el diluvio. Todo cuanto de tierra a tierra volverá, y, de aguas, al piélago retorna. Toda dádiva e injusticia borrada será; y fidelidad por el siglo se alzará. Bienes de injustos, cual río, secaránse; y, cual trueno grande, en lluvia, resonará; abriendo ella manos, se alegrará; así los transgresores, en consumación, desfallecerán. Vástagos de impíos no multiplican ramas, y raíces inmundas sobre escarpada peña; caña sobre toda agua y labio de río, antes que toda grama, arrancada será. Gracia, como paraíso en bendiciones; y misericordia por el siglo permanece. Vida de suficiente obrero se endulzará; y sobre lo uno y lo otro, el que halla un tesoro. Hijos y edificación de ciudad afianzan nombre; y sobre lo uno y lo otro, mujer intachable se estima, Vino y música alegran el corazón; y sobre lo uno y lo otro, amor de sabiduría. Flauta y salterio dulcifican melodías; y sobre lo uno y lo otro, lengua dulce. Gracia y belleza anhelará tu ojo; y sobre lo uno y lo otro, verdor de siembra. Amigo y compañero, a tiempo socorriéndose y sobre lo uno y lo otro, mujer con marido. Hermanos y ayuda, en tiempo de tribulación; y sobre lo uno y lo otro, limosna librará. Oro y plata afirmarán planta; y sobre lo uno y lo otro, consejo es celebrado. Bienes y fuerza exaltarán el corazón; y sobre lo uno y lo otro, temor del Señor. No hay, para temor del Señor aminoramiento; y no hay que buscar en él, ayuda. Temor del Señor, cual paraíso de bendición; y sobre toda gloria cubriéronle. Hijo, vida de mendiguez no vivas; mejor morir que mendigar. Varón mirando a mesa ajena, no es su vida en estimación de vida, mancillará su alma en alimentos ajenos; pero varón cuerdo y disciplinado se guardará. En boca de impudente se endulzará la mendiguez; y en su vientre fuego arderá.

Capítulo 41. Oh muerte ¡cuán amarga tu memoria es para hombre pacificado en sus haberes; para varón indistraído y prosperado en todo, y aun poderoso a tomar alimento! ¡Oh muerte, hermoso tu juicio es a hombre indigente y minorado de fuerza, extremamente anciano y acuitado de todo y desconfiado y que ha perdido la paciencia! No temas juicio de muerte; acuérdate de los anteriores a ti y los postreros; este juicio del Altísimo, a toda carne; ¿y qué recalcitrarás en beneplácito del Altísimo? Sean diez, sean ciento, sean mil años; no hay en el infierno acriminación de vida. Hijos abominables hácense hijos de pecadores, y los que conversan en moradas de impíos. De hijos de pecadores perecerá la heredad; y con la simiente de ellos perdurará vergüenza. De padre impío se quejarán los hijos; pues, por él, serán avergonzados. ¡Ay de vosotros, varones impíos, los que abandonasteis la ley de Dios Altísimo! Y si naciereis, para maldición naceréis; y si muriereis, para maldición seréis repartidos. Todo cuanto de la tierra, a la tierra volverá; así también los impíos, de maldición a perdición. Luto de los hombres en sus cuerpos; pero nombre de pecadores, no bueno, borrado será. Cuídate del nombre; pues te perdura más que mil grandes tesoros de oro. De buena vida, número de días; y buen nombre por siglo permanecerá. Disciplina en paz conservada, hijos; pero sabiduría oculta y tesoro invisible ¿qué provecho en ambos?; mejor hombre que oculta su necedad que hombre que oculta su sabiduría. Por lo tanto confundíos por mi palabra; pues no toda vergüenza guardar es hermoso; y no todo a todos, en fe, agrada. Ruborizaos, ante padre y madre de ramería; y ante príncipe y poderoso, de mentira; ante juez y mandatario, de delito; ante congregación y pueblo, de iniquidad; ante compañero y amigo, de injusticia; y ante el lugar donde habitas, de hurto; y ante la verdad de Dios y testamento; y ante pegadura de codo sobre panes, ante el fraude en el recibir y dar; y ante los que saludan, del silencio; ante vista de mujer hetera; y ante desvío de rostros de cognado; ante quita de parte y donación; y ante contemplación de mujer de casado; ante curiosidad de doncella de él; y no te llegues al lecho de ella; ante amigos, de palabras de improperio, y, después de dar, no improperes; ante repetición y palabra de oída; y ante revelaciones de palabras ocultas; y serás verecundo verdaderamente y hallando gracia ante todo hombre.

Capítulo 42. No de estas cosas te confundas; y no aceptes persona para pecar: de ley del Altísimo y testamento, y de juicio para juzgar al impío; de palabra de compañero y viajeros, y de entrega de heredad de amigos; de exactitud de balanza y pesos; de adquisición de mucho y poco; de indiferente venta y mercaderes; y de corrección de hijos mucha; y al doméstico malo el costado ensangrentar; sobre mujer mala, hermoso sello; y donde manos muchas, cierra; lo que entregares, en número y peso, y entrega y recepción, para todo en escritura; de corrección de demente, y fatuo, y decrépito anciano litigando con jóvenes [. . .]. Hija a padre, ocultos desvelos, y el cuidado de ella aleja el sueño: en su juventud no sea que se marchite; y, cohabitando, no sea que se la odie; en doncellez, no sea que se contamine y en lo paterno de ella, no se haga grávida; con marido estando, no sea que prevarique, y, cohabitando no sea que se esterilice. Sobre hija incambiable afirma guarda; no sea que te haga regocijo a enemigos, habladuría en la ciudad y nombrado del pueblo, y te avergüence en turba de muchos. A todo hombre no mires la hermosura; y en medio de mujeres no te asientes; que de vestidura sale polilla, y de mujer maldad de mujer. Mejor maldad de varón que de benéfica mujer y mujer avergonzando en oprobio. Rememoraré ya las obras del Señor, y lo que he visto, narraré. En palabras del Señor, sus obras. El sol iluminando todo lo ha mirado; y de su gloria, llena su obra. ¿No ha intimado a sus santos el Señor narrar todas sus maravillas que ha afianzado el Señor, el omnipotente, para que se afirmara en su gloria el todo? Abismo y corazón escudriñó; y en los ardides de ellos penetró; pues conoce el Señor todo saber y miró a través de la maravilla del siglo, anunciando lo pasado y futuro, y revelando huellas de lo recóndito; no se le ha pasado todo pensamiento; no se ha ocultado de él ni una palabra. Las magnificencias de su sabiduría ha ornado; y hasta donde es antes del siglo y por el siglo, ni se ha añadido, ni disminuido; y no ha necesitado ningún consejero. ¡Cómo todas sus obras, deseables, y, como de centella, el mirar! Todo esto vive y permanece por el siglo, en todos los menesteres, y todo obedece: Todo es doble: uno enfrente de uno; y no hizo nada deficiente; lo uno de lo uno afianzó los bienes; ¿y quién se hartará de ver su gloria?

Capítulo 43. Ufanía de altura, firmamento de nitidez; forma de cielo, en visión de gloria. Sol en aparición anuncia doquiera, en salida, vaso maravilloso, obra del Altísimo. En su mediodía seca la región, y ante su ardor, ¿quién se alzará? Horno soplando en labores de ardor; tres veces más el sol abrasando montes, vapores ígneos exhalando; y centelleando rayos deslumbra ojos. Grande es el Señor quien le ha hecho; y en palabras de él, ha apresurado su carrera; y la luna, en todos, a su tiempo, a manifestación de tiempos y señal de siglo. De luna señal, de fiesta, lumbrera disminuyendo sobre consumación. El mes, según el nombre de ella es creciendo maravillosamente en mudanzas vaso de campamentos, en firmamento de cielo esplendiendo; hermosura de cielo, gloria de astros; ornamento alumbrando, en lo altísimo, Señor; en palabras del Santo estarán según juicio, y no desfallecerán, no, en sus guardas. Mira tú el iris, y bendice a quien lo hizo, por demás hermoso, en su fulgor; ha rodeado el cielo en rodeo de gloria; manos del Altísimo lo han tendido. Con su imperio ha acumulado nieve; y apresura relámpagos de su juicio; por esto abriéronse tesoros, y fueron volando nubes como volátiles; en su grandeza fortaleció nubes, y rompiéronse piedras de granizo. Y a sus miradas vacilarán montes; a su voluntad soplará noto. Voz de su trueno increpó a la tierra, y tormenta de bóreas y torbellino de viento. Cual volátiles bajando vuelo, esparce nieve; y cual langosta descendiendo, el descenso de ella; de belleza de su albor maravillaráse el ojo, y sobre su lluvia se extasiará el corazón. Y escarcha como sal, sobre la tierra vierte y congelada se hace puntas de estacas. Gélido viento, bóreas soplará, y se congelará el cristal de entre el agua; sobre toda congregación de agua se posará, y cual loriga se vestirá el agua; devorará montes y yermo abrasará, y extinguirá verdor, como fuego. Curación de todos, a prisa la niebla; rocío llegándose del ardor, alegrará. [Por su palabra calló el viento y] con su pensar calmó el abismo, y plantóle de islas [el Señor]. Los que navegan la mar, cuentan sus azares, y con oídas de nuestras orejas nos maravillamos; y allí las increíbles y maravillosas obras, variedad de todo lo viviente [y de todos ganados], criatura de cetáceos. Por él, prosperidad sin fin; y en su palabra, consiste todo. Mucho diremos, y no llegaremos, no, y consumación de palabras: el Todo es él. Glorificando, ¿hasta dónde podremos? Pues él es el grande sobre todas sus obras. Terrible, Señor y sobremanera grande; y maravillosa su potencia. Glorificando, al Señor ensalzad, cuanto pudiereis; que sobrepasará también aun [y admirable su magnificencia]. Y ensalzándole, abundad en fuerza, para no fatigaros; que no llegaréis, no, a él. ¿Quién le ha visto, y narrará? ¿Y quién le engrandece según es? [desde el principio]. Muchas cosas recónditas hay mayores que éstas, que pocas hemos visto de sus obras. Pues todo ha hecho el Señor, y a los píos dado sabiduría. [Bendecid al Señor; ensalzadle, cuanto podéis, pues mayor es que toda alabanza].

Capítulo 44. Loemos ahora a los varones gloriosos y a los padres nuestros por el linaje. Mucha gloria ha creado el Señor: su magnificencia desde el siglo. Señoreando en sus reinos, y varones renombrados en potestad; aconsejarán en su prudencia, tras de anunciar en profecías. Caudillos de pueblo [presente] en consejos, y entendimiento de literatura de pueblo; sabias palabras, en enseñanza de ellos, buscando cantares de música, narrando palabras en escritura; varones ricos, provistos de fuerza [de hermosura afición teniendo] pacificando en sus moradas; todos éstos en generaciones glorificados fueron de su gente y en los días de ellos, gloriación. Hay de ellos, quien ha dejado nombre de narrar loores; y hay de quienes no hay memoria, y han perecido cual no habiendo sido, y han nacido cual no habiendo nacido, y los hijos de ellos, después de ellos. Empero éstos, varones de misericordia, cuyas justicias no han sido olvidadas; con la simiente de ellos permanecerá buena heredad; vástagos de ellos; en los testamentos estuvo la simiente de ellos; y los hijos de ellos por ellos; hasta el siglo permanecerá su simiente; y su gloria no se borrará. El cuerpo de ellos en paz fue sepultado, y su nombre vive por generaciones. Su sabiduría narrarán pueblos; y el loor anunciará congregación. Henoc agradó al Señor, y fue trasladado [al paraíso] anunciación de penitencia a las generaciones. Noé fue hallado perfecto justo; en tiempo de ira hízose reconciliación, por esto fue hecho reliquia a la tierra; por esto fue hecho diluvio; pactos de siglos fueron pactados con él; para que no se borrase, por el diluvio, toda carne. Abrahán gran padre de muchedumbre de gentes; y no se halló semejante en la gloria; quien guardó ley del Altísimo; y fue en testamento con él; y en su carne afirmó el pacto; y en tentación fue hallado fiel. Por esto, en juramento, le afirmó que serían benditas gentes en la simiente de él, multiplicarle como polvo de la tierra; y, como astros enaltecer su simiente, y enheredarles de mar a mar y de río a sumidad de tierra. Y en Isaac estatuyó así, por Abrahán, su padre; bendición de todos los hombres y testamento; y reposó sobre cabeza de Jacob; reconocióle en sus bendiciones y le dio en heredad: y dividió sus partes, en tribus repartió doce.

Capítulo 45. Y sacó de él un varón de misericordia que halló gracia en ojos de toda carne; Al amado de Dios y hombres, Moisés; cuya memoria en bendiciones; asemejóle a gloria de santos, y engrandecióle en temores de enemigos; en palabras de él, señales calmó; glorificóle a faz de reyes; mandóle para ante su pueblo, y le mostró su gloria; en su fe y mansedumbre santificó; eligióle de toda carne, hízole oír su voz, y le entró en las tinieblas, le dio, faz a faz, mandamientos, ley de vida y ciencia para que enseñase a Jacob testamento y sus juicios a Israel. A Aarón enalteció santo, semejante a él, hermano de él, de tribu de Leví. Estatuyóle en testamento del siglo y diole el sacerdocio del pueblo; le felicitó en decoro; y le ciñó en torno estola de gloria; vistióle consumación de gloriación, y le afianzó con vasos de fuerza, femorales, y talar y humeral; y rodeóle con granadas áureas, campanillas muchísimas en derredor, para que resonasen voz a sus pasos, para oírle hacer el son en el templo, en memoria a los hijos de su pueblo; con estola santa, con oro y jacinto y púrpura, con labor de bordador; con racional de juicio, con manifestaciones de verdad; tejida de escarlata, con labor de artífice, de piedras preciosas de cinceladura de sello, en engaste de oro, con labor de lapidario, para memoria, en escritura esculpida, según número de tribus de Israel; con corona áurea sobre mitra, imagen de sello de santidad, gloriación de honor, obra de virtud ansias de ojos, ornadas. Cosas bellas antes de él, no hubo tales; hasta siglo no se las vistió extranjero, fuera de los hijos de él solamente, y los descendientes de él por siempre. Sus sacrificios serán ofrecidos continuamente, dos veces. Llenó Moisés las manos y ungióle en óleo sacro; hízosele en pacto sempiterno, y en la simiente de él, en días de cielo, el ministrarle a la par y ser sacerdote y bendecir a su pueblo, en su nombre. Eligióle de entre todo viviente, para ofrecer hostia al Señor, timiama y fragancia en memoria, para propiciar por su pueblo. Diole en sus mandamientos, potestad, en pactos de juicios, de enseñar a Jacob los testimonios, y, en su ley, iluminar a Israel. Amotináronse contra él extraños y celáronle en el desierto, varones los en torno de Datán y Abirón y la congregación de Coré, en furor e ira; vio el Señor y no se complació, y consumidos fueron, en furor de ira; Hízoles prodigios, para exterminarlos en fuego de su llama. Y añadió a Aarón gloria, y le dio heredad; primicias de primitivos partióles; pan a primeros, dispuso hartura; pues también sacrificios del Señor comerán los que dio, y a él y a su simiente. Empero en tierra de pueblo no heredará, y parte no tendrá en pueblo; porque él parte tuya y heredad. Y Fineés, hijo de Eleazar, tercero en gloria, en celar en temor del Señor, y ponerse en revuelta de pueblo, en bondad de prontitud de su alma, y propició por Israel. Por esto fuele estatuido testamento de paz, prefecto de lo santo y para su pueblo; para que tenga él y su simiente del sacerdocio la magnificencia por los siglos; y pacto a David, hijo de tribu de Judá: heredad de rey, de hijo de hijo solo, heredad a Aarón y su simiente; que os dé sabiduría en vuestro corazón, para juzgar a su pueblo en justicia; a fin de que no se desvanezcan los bienes de ellos; y la gloria de ellos por sus generaciones.

Capítulo 46. Fuerte en guerras Josué, hijo de Navé, y sucesor de Moisés en profecías; que se hizo, según su nombre, grande [máximo] en salvación de elegidos de él; para vindicar los alzados enemigos, a fin de heredar a Israel. ¡Cómo fue glorificado, alzando sus manos e inclinando espada contra ciudades! ¿Quién, antes de él, así se irguió? que los enemigos el Señor mismo trajo sobre él. ¿Acaso no en mano de él retrocedió el sol, y un día se hizo como dos? Invocó al Altísimo Poderoso, al atribular enemigos en contorno; y escuchóle grande [y santo] el Señor en piedras de granizo de fuerza poderosa; rompió sobre gente, guerra y en bajada perdió a los adversarios; para que conozcan gentes toda su armadura; pues ante el Señor la guerra de él; pues también siguió en pos del Poderoso. Y en días de Moisés hizo misericordia, él y Caleb, hijo de Jefoné, oponiéndose contra el enemigo cohibiendo al pueblo de pecado; y calmando murmullo de maldad. Y ellos, dos siendo, salvaron de entre seiscientos millares de infantes, para que los introdujeran en la heredad, en tierra manando leche y miel. Y dio, el Señor a Caleb fuerza, y hasta la vejez le duró, para que subiera sobre altura de la tierra; y su simiente obtuvo herencia; para que viesen todos los hijos de Israel que hermoso es el ir en pos del Señor [santo]. Y los jueces, cada uno por su nombre de cuantos no fornicó el corazón, y cuantos no se apartaron del Señor; sea su memoria en bendiciones; los huesos de ellos germinen de su lugar; y su nombre restaurado, en los hijos glorificados ellos. Amado de su Señor, Samuel, profeta del Señor, constituyó reino, y ungió príncipes sobre su pueblo, en ley del Señor juzgó congregación; y visitó el Señor a Jacob. En su fe, fue probado profeta y conocido, en su fe, fiel en visión. E invocó al Señor potente, al atribular sus enemigos en contorno, en oblación de cordero lactante; y tronó, desde el cielo, el Señor; y en resonancia grande, oíble hizo su voz; y quebrantó príncipes de tirios y todos los caudillos de filisteos. Y antes del tiempo de dormición de siglo, testimonió ante el Señor y su ungido: «Haberes, hasta calzado, a toda carne, no he llevado»; y no le acusó hombre. Y, después de dormirse, profetizó y manifestó al rey su fin; y alzó, de la tierra, su voz en profecía para borrar iniquidad del pueblo.

Capítulo 47. Y, después de esto se levantó Natán a profetizar en días de David. Como grosura, separado de pacífico; así David de los hijos de Israel. Con leones jugó, como con cabritos; y con osos como con corderos de ovejas. En su juventud ¿acaso no mató al gigante y quitó oprobio del pueblo, alzando mano en piedra de honda y derribando ufanía de Goliat? Pues invocó al Señor el Altísimo; y dio en su diestra fuerza para quitar a hombre poderoso en guerra; para alzar cuerno de su pueblo. Así en miríadas le glorificó, y alabóle en bendiciones del Señor, dándole diadema de gloria. Pues quebrantó enemigos en contorno, y anonadó a los filisteos, los adversarios, hasta hoy quebrantó su cuerno. En toda obra suya dio confesión al Santo Altísimo, con palabra de gloria; en todo su corazón himnodió, y amó al que le hizo [y le dio contra los enemigos potencia]. Y puso cantores en frente del altar; y del son de ellos endulzar cantares. Dio en festividades decoro y ornó tiempos hasta la consumación, loando ellos el santo nombre de él y, desde el alba, resonando el santuario. El Señor quitó los pecados de él y alzó hasta siglo su cuerno y le dio pacto de reyes y trono de gloria en Israel. Después de éste, se levantó un hijo sabio, y por él habitó en anchura. Salomón reinó en días de paz a quien Dios reposó en contorno, para que levantase casa en nombre de él y dispusiere santuario por el siglo. ¡Cómo sapienciaste en tu juventud y te llenaste, como río, de entendimiento! A la tierra cubrió tu alma, y llenaste en parábolas de enigmas; a islas lejos llegó tu nombre, y se te amó en tu paz; en cantares, y proverbios y parábolas y en interpretación maravillándose fueron regiones; en nombre del Señor Dios, el sobrenombrado «Dios de Israel» juntaste, como estaño, el oro; y, como plomo, multiplicaste plata. Inclinaste tu brazo a mujeres y subyugado fuiste en tu cuerpo. Diste baldón en tu gloria, y contaminaste tu simiente, para traer ira sobre tus hijos, y contristeme [compunción] sobre tu insensatez para que se hiciera doble imperio; y de Efraín empezase reino inobediente. Pero el Señor no dejará, no, su misericordia, y no perderá, no, de sus obras; y no borrará, no, del elegido descendientes; y simiente de quien le amó no quitará, no; y a Jacob dio reliquia y a David, de él, raíz. Y reposó Salomón con los padres y dejó tras sí de su simiente —de pueblo insensatez— y minorado de prudencia a Roboam; que apartó al pueblo con su consejo; y a Jeroboam hijo de Mabat; que extravió a Israel, y dio a Efraín camino de pecado. Y multiplicáronse los pecados de ellos sobremodo, hasta apartarles de la tierra de ellos. Y toda maldad buscaron hasta que venganza vino sobre ellos [y a todos sus pecados puso fin].

Capítulo 48. Y levantóse Elías, profeta cual fuego; y su palabra cual tea ardía; quien trajo sobre ellos hambre; y con su celo les apocó [pues no podían tolerar los preceptos del Señor]. En palabra del Señor retuvo el cielo; e hizo bajar así tres veces fuego. ¡Cómo fuiste glorificado, Elías, en tus maravillas! ¿Y quién símil a ti para gloriarle? el que suscitaste un difunto de muerte y de infierno, en palabra del Altísimo; el que bajaste reyes a perdición, y glorificados de su lecho; [y quebrantaste fácilmente su poder] el que oyes en Sinaí increpación, y en Horeb juicios de vindicta; el que unges reyes en retribución, y profetas sucesores tuyos; el que fuiste asumido en torbellino de fuego, en carro de corceles ígneos; el que descrito estás en increpaciones, para tiempos, a calmar ira, antes de furor, y convertir corazón de padre a hijo y restituir las tribus de Jacob. Bienaventurados, los que te vieron y los en dilección decorados: pues también nosotros de vida viviremos [solamente, pero, después de la muerte, no será tal nuestro nombre]. Elías, el que en torbellino fue cubierto; y Eliseo, lleno de su espíritu; y en sus días no fue movido de príncipe, y no le señoreó nadie. Toda palabra no le superó; y, en dormición, profetizó su cuerpo. Y en su vida hizo prodigios; y, en finamiento, maravillosas sus obras. En todo esto no se arrepintió el pueblo, y no se apartó de sus pecados; hasta que fueron despojados de su tierra, y diseminados en toda la tierra; y dejado el pueblo poquísimo; y príncipe, a la casa de David. Algunos, a la verdad, hicieron lo placible; pero algunos multiplicaron pecados. Ezequías fortificó su ciudad e introdujo al medio de ellos el Gog; perforó con hierro escarpa, y edificó fuentes para aguas. En sus días subió Senaquerib, y envió a Rabsaces, y alzó; y se alzó su mano sobre Sión, y grandemente se jactó con su soberbia. Entonces trepidaron los corazones y las manos de ellos, y se acongojaron como las parturientas. E invocaron al Señor, al misericordioso, tendiendo sus manos a él. Y el Santo [Señor Dios] desde el cielo presto les escuchó; [No se acordó de los pecados de ellos ni los entregó a sus enemigos] y los redimió en mano de Isaías; percutió el campamento de los asirios; y exterminólos el ángel de él. Pues hizo Ezequías lo grato al Señor y fortalecióse en caminos de David, su padre; los que mandó Isaías, el profeta, el grande, y fiel en su visión. En sus días retrogradó el sol; y añadió vida al rey; con espíritu grande vio las postrimerías, y consoló a los llorosos en Sión; hasta el siglo manifestó lo venidero y lo recóndito antes de acontecer.

Capítulo 49. La memoria de Josías, mezclamiento de timiama, aderezado por obra de ungüentario; en toda boca, cual miel, se endulzará; y, cual músicas, en simposio de vino. El fue enderezado [divinamente] a conversión del pueblo, y quitó abominaciones de iniquidad; enderezó al Señor su corazón; en días de inicuos fortaleció la piedad. Fuera de David, y Ezequías y Josías, todos prevaricación prevaricaron; pues abandonaron la ley del Altísimo; los reyes de Judá desfallecieron [y despreciaron el temor de Dios]. Pues dieron su cuerno a otros, y su gloria a gente extraña; quemaron la electa ciudad de santificación, y yermaron las vías de ella en mano de Jeremías; porque le maltrataron; y él en el vientre, fue santificado profeta, para desarraigar, y maltratar y exterminar; así como para edificar y plantar. Ezequiel, que miró visión de gloria, que le manifestó sobre carro de querubines; pues acordóse de los enemigos en lluvia, y para bien hacer a los que enderezan caminos. Y de los doce profetas los huesos germinen del lugar de ellos; pues consolaron a Jacob, y le redimieron en fe de esperanza. ¿Cómo engrandeceremos a Zorobabel? Pues también él, como sello sobre diestra mano. Así Jesús, hijo de Josedec; los que, en sus días, edificaron la casa, y enaltecieron al pueblo, sagrado al Señor, preparado a gloria de siglo. También de Nehemías, en mucho, la memoria; del que nos erigió los muros caídos, y puso puertas y cerrojos y de nuevo erigió nuestros hogares. Ni uno fue creado sobre la tierra tal cual Henoc, pues también él fue asumido de la tierra; ni, como José, nació varón, príncipe de hermanos, afianzamiento de pueblo; y sus huesos cubiertos fueron [y, después de su muerte profetizaron]. Sem y Set entre los hombres glorificados fueron; y sobre todo viviente en la creación, Adán.

Capítulo 50. Simón, de Onías hijo, sacerdote, el grande, quien en su vida reparó la casa, y, en sus días afianzó el templo; y por él fue fundada la altura de dúplice, reparación excelsa del circuito del santuario; en sus días fue minorado el receptáculo de aguas; bronce, tal como de mar el perímetro; el que cuidó de su pueblo de caída, y fortificó la ciudad para sitiar. ¡Cómo fue glorificado en conversación de pueblo, en salida de casa del velo, como estrella matutina en medio de nube; como luna llena en días! ¡Como sol esplendiendo sobre templo del Altísimo!, y como iris luciendo en nubes de gloria; como flor de rosas, en días primaverales; como azucenas sobre salidas de agua; como germen de olíbano, en días de estío; como fuego y olíbano sobre brasero; como vaso de oro macizo, ornado de toda piedra preciosa; como oliva brotando frutos, y como ciprés elevándose entre nubes, al coger él la estola de gloria y revestirse consumación de gloria; en subida al ara santa glorificó, manto de santidad; y al recibir miembros, de manos de sacerdotes, y él estando junto al hogar del ara, en torno de él, corona de hermanos, como vástago de cedro, en el Líbano; y cercáranle como ramas de palmeras; y todos los hijos de Aarón, en la gloria de ellos. Y oblación del Señor, en manos de ellos, delante de toda la congregación de Israel; y consumación ministrando sobre aras, para ornar oblación del Altísimo omnipotente; extendió sobre libatorio su mano, y libó de sangre de uva; derramó en bases de altar olor de suavidad al Altísimo todo rey. Entonces exclamaron hijos de Aarón, en trompetas dúctiles resonaron: oíble hicieron voz grande en memoria, delante del Altísimo. Entonces todo el pueblo a la par se apresuró y cayeron de rostro sobre la tierra, a adorar al Señor de ellos omnipotente, a Dios el Altísimo; y loaron los cantantes en sus voces; en la grandísima casa dulcificóse el cantar. Y rogó el pueblo al Señor Altísimo, en oración, delante del Misericordioso; hasta terminarse ornato del Señor, de labios de él; y el ministerio de él acabaron. Entonces descendiendo, levantó sus manos sobre toda la congregación de hijos de Israel, a dar bendición al Señor, de sus labios y en nombre de él gloriarse. Y reiteró en adoración para manifestar la bendición del Altísimo. Y ahora bendecid a Dios, todos, al que grandes cosas ha hecho doquiera; al que exalta nuestros días, desde el vientre, y hace con nosotros según su misericordia. Denos alegría de corazón y que se haga paz, en nuestros días, en Israel, según días de siglo; que se crea con nosotros su misericordia y en los días de él nos libre. En dos gentes se ha irritado mi alma; y la tercera no es gente: los asentados en montes de Samaria, filisteos, y el pueblo fatuo el habitante de Siquem. Doctrina de entendimiento y saber he escrito en este libro: Jesús, hijo de Sirac jerosomilitano; quien llovió sabiduría, de su corazón. Bienaventurado el que en esto versare; y quien lo pusiere en su corazón, sabio será. Pues, si lo hiciere, para todo valdrá; que luz del Señor su huella.

Capítulo 51. Te confesaré, Señor rey, y te loaré Dios, mi salvador; confieso tu nombre . . . pues amparador y ayudador te has hecho para mí; y libraste mi cuerpo de perdición y de lazo de calumnia de lengua, de labios obradores de mentira; y frente a frente de los circunstantes hicístete ayudador; y librásteme . . . según la muchedumbre de tu misericordia y nombre, de rugidos; pronto a pasto; de manos de los que buscan mi alma; de muchas tribulaciones que tuve; de sofocación de hoguera en contorno; y de en medio del fuego donde no me abrasé; de hondura de vientre de infierno; y de lengua impura y palabra mentida: a rey calumnia de lengua injusta. Llegóse hasta la muerte mi alma; y mi vida estaba próxima al infierno abajo. Cercáronme de todas partes y no había quien ayudara; mirando a amparo de hombres, y no había. Y acordéme de tu misericordia, Señor, y de tu obrar, el de siglo; pues has librado a los que esperaban en ti; y les salvas de mano de gentes. Y alcé sobre la tierra mi súplica, y por de muerte liberación rogué. Invoqué al Señor, padre de mi Señor, porque no me abandonase en días de tribulación en tiempo de soberbios, de desamparo. Loaré tu nombre sin cesar y cantaré en confesión y escuchada ha sido mi plegaria. Pues me salvaste de perdición y me libraste de tiempo malo. Por esto te confesaré y loaré; y bendeciré el nombre del Señor. Aún estando joven antes de que me extraviara, busqué sabiduría abiertamente, en mi oración. Ante el templo pedíala yo, y hasta las postrimerías la buscaré. . . En la flor, como de negreante uva, alegróse mi corazón en ella; ascendió mi pie en derechura; desde mi juventud, la investigué. Incliné un tanto mi oreja y percibí; y mucho me hallé doctrina; provecho hubo para mí en ella. Al que me da sabiduría, daré gloria. Pues me he determinado a hacerla; y he celado lo bueno, y no seré no, confundido. Ha reluchado mi alma en ella y en hacimiento de hambre, me he afanado. Mis manos extendí a la altura, y las ignoraciones de ella lamenté. Mi alma enderecé a ella; corazón adquirí con ellos desde el principio; y en depuración la hallé, por esto no fui abandonado, no. Y mi vientre se conturbó, buscándola; por esto adquirí buena adquisición. Diome el Señor lengua: galardón mío y en ella le loaré. Llegaos a mí, indoctos, y habitad en casa de doctrina. ¿Por qué tardáis en esto, y vuestras almas están sedientas sobremanera? He abierto mi boca y hablado: «Compraos sin dinero, vuestra cerviz poned bajo el yugo y reciba vuestra alma enseñanza; cerca está hallarla. Ved en vuestros ojos que poco he trabajado y halládome mucho reposo. Adquirid enseñanza en mucho número de plata y mucho oro poseed en ella, alégrese vuestra alma en la misericordia de él; y no os avergoncéis en su loor; obrad vuestra obra antes de tiempo, y dará vuestra recompensa a su tiempo».
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